WASHINGTON (AP) — El presidente Donald Trump había llevado a muchos de los líderes empresariales de Estados Unidos a un punto de quiebre al no condenar de manera contundente a los supremacistas blancos, por lo que los directivos decidieron realizar una conferencia telefónica el miércoles a las 11:30 de la mañana.
Los frustrados miembros del Foro de Estrategia y Políticas de la Casa Blanca, que incluye a ejecutivos de General Electric, Wal-Mart, General Motors, Boeing, IBM y JPMorgan Chase, decidieron disolver el consejo asesor.
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Llamaron entonces a la Casa Blanca y Trump estuvo de acuerdo en que era la decisión correcta, de acuerdo con cuatro personas familiarizadas con las pláticas y que pidieron mantener el anonimato para hablar sobre las conversaciones privadas.
Fue un impactante revés para Trump.
El presidente se había vanagloriado de su capacidad para atraer a multimillonarios y titanes corporativos a la Oficina Oval, donde promocionó acuerdos para invertir en fábricas y generar empleos. Pero al equiparar a los supremacistas blancos, cuyas acciones derivaron en violentos hechos en Charlottesville, Virginia, con el grupo de manifestantes opositores, Trump dañó su consejo de manufactura, que para el miércoles por la mañana ya tenía siete renuncias.
Así que después de enterarse de la reciente pérdida de confianza de su panel, Trump intentó dar un giro favorable a las deserciones.
A través de un tuit publicado el mismo miércoles, el mandatario dijo que disolvió su foro de estrategia y su consejo de manufactura “en lugar de presionar” a los empresarios a quedarse. “¡Gracias a todos!”, escribió.
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La alianza con la Casa Blanca creada con la esperanza de revisar el código tributario, reducir las regulaciones y poner en marcha nuevas inversiones en infraestructura se había convertido en un riesgo para los líderes empresariales.
Para los directores generales con objetivos de políticas similares, las últimas declaraciones de Trump eran distracciones que amenazaban con enajenar a empleados y clientes en un país diverso como Estados Unidos.
“Es responsabilidad del líder, en los negocios o en el gobierno, unir a la gente, no separarla”, dijo Jamie Dimon, director general de JPMorgan Chase, en un comunicado. Dimon también preside la Business Roundtable, una asociación de directores generales que recientemente lanzó una campaña de publicidad de varios millones de dólares en apoyo de las peticiones de Trump para reducir las tasas de impuestos corporativas y personales.
Las empresas estaban enfrentando presión en las redes sociales para que condenaran las palabras del presidente y renunciaran de los consejos asesores de la Casa Blanca.
Al mismo tiempo, algunas compañías que ya habían cortado sus relaciones corrían el riesgo de sufrir boicots de partidarios de Trump.
Sólo una acción conjunta y la disolución de los paneles podría evitarles un mayor escrutinio no sólo de la opinión pública, sino también de un presidente que tiene la costumbre de atacar en Twitter a compañías que lo contrarían.
“El problema se estaba convirtiendo rápidamente en una prueba decisiva para las empresas, los directores generales y las marcas”, dijo Timothy Calkins, quien es profesor de mercadotecnia en la Universidad Northwestern. “Esta medida elimina esa cuestión, porque permite que todo el mundo se aleje sin ser visto como que huye de algo”.
Después de las declaraciones ambiguas de Trump el sábado sobre las protestas que surgieron por la remoción de un monumento confederado, los directivos comenzaron a dejar sus cargos en el consejo de manufactura. El primero en abandonar el puesto fue el directivo de Merck, le siguieron el de Under Armour e Intel. Más tarde los de Alliance for American Manufacturing y AFL-CIO se les unieron.
Sin embargo, muchas de las compañías, de las 28 que forman parte del consejo, emitieron declaraciones en las que señalaron que creían que era importante mantener su compromiso con la Casa Blanca.
Pero Trump reiteró el martes que había poca diferencia entre las acciones de los supremacistas blancos y las los grupos de opositores que se manifestaron en Virginia.
“Hay culpa en ambas partes”, dijo el mandatario y señaló que las deserciones recientes de las compañías se debían a que se sentían avergonzados de la fabricación de mercancías en el extranjero.
Al poco tiempo de los comentarios, Stephen Schwarzman, presidente del Foro de Estrategia y Políticas de la Casa Blanca y director de la firma de inversiones Blackstone, redactó el martes un comunicado cautelar para disolver el consejo asesor.
La postura fue adoptada por los miembros del foro el miércoles por la mañana como parte de la decisión para disolverlo. El comunicado decía que ellos apoyaban “políticas incluyentes para el crecimiento” pero que el debate sobre su relación con la Casa Blanca se había convertido en una “distracción”.
De todas formas, la disolución mostró dudas claras sobre el liderazgo de Trump, señaló Jeffrey Sonnenfeld, profesor en la Escuela de Administración de Yale.
“El emperador está desnudo”, puntualizó.
Las renuncias de esta semana no son las primeras, ya se habían registrado otras deserciones en dos consejos importantes creados por el gobierno de Trump a causa de sus políticas.
El director general de Tesla, Elon Musk, renunció al consejo de manufactura en junio y a otros dos grupos asesores del presidente luego de que Estados Unidos se retiró del acuerdo de París sobre el cambio climático. El presidente y director general de Walt Disney Co., Bob Iger, dimitió por la misma razón del Foro de Estrategia y Políticas.
Pero la disolución de los consejos asesores el miércoles reflejó serias dudas en el liderazgo de Trump, más que diferencias de opinión.
Larry Fink, de la firma de inversiones BlackRock, dijo a su personal en un memorándum que: “Ese tipo de racismo e intolerancia no sólo deben ser condenados, sino ser condenados de manera contundente”.