La gran cantidad de escombros y el poco espacio en vertederos, así como la falta de energía eléctrica para el funcionamiento de las plantas de tratamiento de agua, son solo algunas de las preocupaciones de la Agencia Federal de Protección Ambiental (EPA, siglas en inglés) que se destacan a más de tres semanas del huracán María.
Así lo establecieron a Metro el administrador regional de la EPA, Peter López, quien está de visita en la isla, y la directora de la EPA en el Caribe, Carmen Guerrero Pérez, mientras realizaban un recorrido por el municipio de Toa Baja, donde visitarían varios centros de acopio establecidos tras el azote del fenómeno atmosférico.
López expuso que su visita a solo cinco días de ocupar el cargo como administrador fue motivada para trabajar con la situación del agua, alcantarillado y recogido de basura.
López, quien se expresó preocupado por la situación de la isla, detalló que algunas iniciativas de la EPA envuelven asegurarse de que funcionen las plantas de tratamiento y las bombas de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) lo cual “tomará tiempo y dinero, pero la pregunta es como encontraremos dinero para ayudar y hacer el mejoramiento necesario”.
“Para eso es importante la energía, porque sin energía el agua no funciona, el alcantarillado no funciona, así que necesitamos que la energía regrese”, reclamó el administrador regional de ascendencia boricua.
Por su parte, Guerrero Pérez apuntó que al momento de las 51 plantas de tratamiento de aguas residuales un total de nueve no tienen energía eléctrica por lo que “hay aguas residuales que no están siendo tratadas, y esa agua llega a ríos, lagos y eventualmente a la costa”.
“Las plantas de tratamiento están conectadas a los sistemas de distribución que tienen 800 estaciones de bombas, que mueven las aguas de punto A a punto B. De esas bombas, hay 300 que no tienen energía”, agregó al destacar que hacen un llamamiento a hervir agua por diez minutos.
Otro aspecto preocupante es el manejo de desperdicios sólidos. Esto debido a que en la isal antes del huracán había 29 vertederos, que según Guerrero Pérez “muchos de estos estaban fuera de capacidad, así que es una situación delicada, ahora con los escombros generados por el huracán tenemos preocupación de que la capacidad sea afectada”.
Ante esta situación están en colaboración con municipios y el Cuerpo de Ingenieros de Estados Unidos a través de la “misión de manejo de escombros”, donde establecieron centros de acopio y allí los materiales son segregados entre escombros de construcción, material vegetativo y basura mixta. Además separan enseres que puedan tener algún material peligroso como freón o residuos de batería.