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Más de 110 mil personas se sumarían al desempleo

Las filas comienzan a ser interminables, pero recién se inicia el calvario para las miles de personas que están solicitando el cheque de desempleo (110 dólares semanales en promedio durante 26 semanas) luego de que quedaran sin trabajo tras el paso del huracán María por Puerto Rico, el pasado 20 de septiembre.

En esas filas se cuentan desde personas que han sido despedidas de hoteles (muchos han cerrado y no tienen fecha de reapertura) hasta empleados de pequeños comercios que aún no abren sus puertas porque la energía eléctrica no llega o porque sencillamente todo se lo llevó María.
Y así no hay trabajo para dar.

“Son miles”, afirma el secretario del Trabajo, Carlos Saavedra.

Cifras conservadoras revelan que superarán las 110 mil personas, ya que es la suma que habia en agosto pasado (10.1) justo antes de que el ciclón María se atravesara en la vida de los puertorriqueños que intentaban sobrevivir a la crisis económica destada por la deuda fiscal de sobre 70 mil millones de dólares que pesa sobre el gobierno.

Saavedra ha visto las filas en las oficinas locales del desempleo, que se han engrosado por el cierre de hoteles y negocios.

“A mí me preocupa mucho el sector hotelero, son 200, 300 despidos a la vez… Y están los pequeños y medianos negocios, como barberías y restaurantes en pueblos pequeños”, afirma.

Frente a este escenario, el funcionario adelanta que “ese número (de desempleados) se va a reflejar cuando salgan las encuestas”.

Las del desempleo, se desarrollan mensualmente, pero el huracán María no permitió que se realizará en septiembre, por lo que en noviembre, recién, con los datos del desempleo y las encuestas casa por casa de octubre, “se va a comenzar a ver la situación económica de miles de despidos”, señala Saavedra.

Añade que el desempleo que se reportará será “efecto del huracán, que primero tuvo como consencuencia inicial las vidas pérdidas, los destrozos, pero este efecto (del desempleo) es después”.
Según el titular del Trabajo, “esta semana comenzó la encuesta de octubre y para novienmbre debemos ver el panorama”.

Ese panorama, en agosto, fue de 10.1 (la tasa de desempleo, en miles), “lo que ya revelaba la crisis que estábamos viviendo”, opina el funcionario.

Pero en noviembre, se esperan cifras muy superiores, porque esas 27 mil personas que estaban solicitando trabajo en las dos mil plazas que ofrece la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA, siglas en inglés) son el reflejo de lo que se avecina.

Sólo basta considerar que, sin huracán, las cifras del desempleo en Puerto Rico han llegado a 17.3 en mayo de 1993 (cerró el año fiscal con 16.8) y a 17 por ciento en el mismo mes de 2010 (cerro el año fiscal con 16.3).

Los retos, entonces, son enormes y las herramientas para superarlos, limitadas.

Las enumera Saavedra: “En los próximos meses vamos a enfocarnos en las ayudas. Ya tenemos el desempleo tradicional y el Disaster Unemployment Assistance (DUA)”.

El benerficio federal, que no sustituye el ingreso que devengaba la persona, está disponible para aquellos que no cualifiquen para el desempleo regular.

Algunos de los requisitos de elegibilidad que establece la ley federal son que la persona haya trabajado para otra o por cuenta propia en el área del desastre cuando este ocurrió o que perdió su empleo porque su lugar de trabajo se ha afectado o no le es posible llegar a su lugar de trabajo como resultado de los daños causados.

Otros de los requisitos son que no le sea posible llegar a su lugar de trabajo como resultado de los daños causados y que iba a comenzar a trabajar para otra persona o en un empleo propio dentro del área del desastre y no puede comenzar como resultado de los daños.

El DUA comenzó a operar el pasado viernes y se puede solicitar hasta el 13 de noviembre.

Saavedra también menciona los préstamos de la Small Business Administration (SBA) del Banco de Desarrollo Económico (BDE) y de la FEMA.

“Hay alternitasvas, lo importante es moverse dentro de esta situación”, afirma Saavedra en la sala de Prensa del Centro de Convenciones, donde el gobierno instaló su Centro de Operaciones de Emergencia para afrontar la crisis que dejó María en una población y un país que aún no sale del marasmo.

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