Una vez María se fue de la isla, los transportistas de Puma Gas salieron a la calle a llevar su producto a cientos de clientes residenciales y comerciales que conocen y visitan hace muchos años.
Sin embargo, ese domingo tras el huracán llegó una realidad distinta y una jornada de trabajo más pesada.
Escombros, árboles en las calles, deslizamientos y socavones fueron solo algunos de los obstáculos que enfrentaron los camioneros, que aún no salen del asombro y la tristeza de ver tanta destrucción.
Víctor Álvarez García, quien lleva año y medio en la empresa, compartió que “un supermercado (el huracán) lo cogió y lo desapareció de una forma que… impactante. Lo cogió y lo volteó. Hay mucha gente pasando hambre”.
El trabajador de Trujillo Alto, dijo que la gente en los municipios a los que suplen gas ha cooperado mucho, ya que hay pacientes encamados y ancianos que dependen del gas que distribuyen.
“Yo tengo pacientes operados de corazón abierto y de cáncer, hoy mismo estaba allá”, expuso Álvarez, quien se levanta a las tres de la mañana para empezar a trabajar, sin hora de llegada.
El conductor expuso que vivió huracanes como Hugo, Georges y Hortensia, “pero esta historia es mucho más diferente que todas las demás”.
Ángel Reynoso, del municipio de Vega Baja compartió que muchos de sus clientes lo hacen llorar con sus historias tras el huracán María. “La gente coopera mucho, nos dejan pasar…”, dijo el conductor al tiempo que lamentó que el ciclón categoría 4 se llevó su casa.
El chofer, quien lleva dos años en la empresa, recordó que los clientes, agradecidos por su servicio, lo abrazan y lo besan “aunque esté suda’o”.
Rafael Bordado por su parte explicó que tienen clientes encamados o enfermos con los que hacen el compromiso para llevarles el gas y que por ellos se han lanzado a la calle tras la emergencia. “Son personas que dependen del gas para mantener máquinas de familiares enfermos, uno da la mano de buena fe. Gracias a Dios cuentan con uno”, precisó.
Dispuesto a quedarse a reconstruir
Bordado detalló que lo más que le ha sorprendido de esta tragedia es que: “Hay mucha devastación, la calle está dura. Hay mucha gente yéndose. Es duro, mi mamá se fue a Florida a casa de mi prima, tengo familiares, bastantes, que se han ido”.
“No aguantaron el empuje, y duele, porque es tu familia”, lamentó el conductor. “Yo respeto la opinión de cada cuál, pero pues, yo decidí quedarme, igual que ellos, vamos a echar esto pa’lante para ponerlo como estaba”, sentenció.
Finalmente, Miguel Ángel Collazo Rivera, de Vega Baja, recordó que “los pueblos que he visitado que están bien malos son Utuado, Adjuntas, Las Marías y Maricao. En Utuado había tres pies de babote, la gente caminaba con máscaras, gente pasando hambre, gente sin gas y sin nada. El ejército empujó la tierra y pasamos con el camión. Muchos caminos están huecos, tuvimos que buscar vías alternas”.
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