Allá en Connecticut, Ray Guasp sentía el desespero. Su tierra estaba destrozada. Un huracán categoría 5 había despedazado a su Borinquen querido.
“Teníamos que hacer algo. No podíamos quedarnos allí, de brazos cruzados”, le dijo Guasp a Metro durante la tarde de ayer, mientras realizaban trabajo comunitario en el área de Piñones.
A los cinco días del huracán, y con las noticias de la catástrofe de Borinquen recorriendo el planeta, Guasp logró comunicarse con su prima Maritza González Cintrón, quien forma parte de la organización Creando Conciencia Mi Tierra Grita.
“Me pude comunicar con mi primo, y al indicarle la situación que pasamos en Puerto Rico, la falta de suministros y, principalmente, la situación con el agua, él y la organización en la que está junto a otros veteranos retirados crearon un fondo para asistir a los damnificados del desastre”, explicó González Cintrón, quien además es la oficial de prensa de la Asociación de Artistas Plásticos de Puerto Rico.
Así, las cosas, Guasp, junto a su colega veterano y compatriota Ángel Fernández, y un grupo de la organización Veterans4 llegaron a Puerto Rico el viernes pasado.
González Cintrón lo conectó con la organización Creando Conciencia Mi Tierra Grita, con la Asociación de Artistas Plásticos de Puerto Rico y con la organización VAMOS Puerto Rico, y una de sus líderes y prominente figura de las leyes en Puerto Rico, la licenciada Ana Irma Lassen.
“En ellos hemos podido ver el espíritu de la gente en la diáspora, que no van a esperar porque se resuelva la burocracia en el gobierno, sea federal o local. Ellos no están esperando y están llegando directamente a las comunidades”, resaltó.
Temprano en la mañana del sábado, tras su arribo al lastimado archipiélago boricua, Guasp y su combo comenzaron su gira de asistencia. Lo principal era lograr que en sitios donde había agua los ciudadanos pudieran limpiarla y convertirla en potable.
Fueron a Cidra, Salinas, Guayanilla, Utuado, donde, con la ayuda del sistema mecánico que les donó la empresa Aquamira, lograron recoger agua de los ríos y los manantiales de las montañas, purificarla y repartirla entre la ciudadanía.
“Toda la información se movió de boca en boca, porque no fue algo que nosotros promovimos. Hubo sitio que visitamos y luego volvíamos y tuvimos gente haciendo fila debajo de la lluvia, esperando el agua. Era algo que partía el alma, pero aquí vinimos a trabajar, a meter mano por nuestro Puerto Rico”, apuntó Guasp.
Martínez Cintrón indicó que en el inicio “enfrentamos algunos escollos por algunos empleados de Acueductos y Alcantarillados” que contactaron para que los ayudaran, pero al darse cuenta de la torpeza gubernamental que norma ante esta catástrofe decidieron irse por su cuenta.
“Yo te voy a decir algo, a mí se me hace bien difícil entender porque hay tantos suministros ‘estockiaos’ en los muelles. Yo sé que aquí hay mucha política envuelta, pero, contra, el foco principal aquí es el de ayudar a la gente”, manifestó Guasp, recordando que en Connecticut “tenemos almacenes enteros llenos de agua, de comida, pero se nos ha hecho muy, muy difícil hacerlos llegar a Puerto Rico”.
“Que si es muy caro para traerlo, que si lo enviamos no sabemos a donde llega, muchas cosas de burocracia que no es justo para las personas que han sido afectada”, subrayó Guasp.
Guasp y su corillo se marchaba ayer de Puerto Rico en ruta a Connecticut, pero aseguró que regresaría la semana entrante para otra ronda de ayuda. Dijo que su principal enfoque es ayudar en el problema del agua, y exhortó a que cada organización de la diáspora que venga a ayudar haga lo propio con uno de los muchos dilemas que enfrenta el pueblo puertorriqueño.
De igual forma, le pidió a las autoridades que salgan de San Juan, pues considera que el área metropolitana es una burbuja y que hay mucha enajenación de lo que pasa en el resto de la isla.
“Notamos que en San Juan no saben lo que está pasando en toda la isla, pero tu sales y llegas a Cidra, a Salinas, a Utuado, a Guayanilla, donde casi no hay luz ni comida, y es otra cosa.
En San Juan hay hielo, hay agua, hay comida, en algunos sitios hay luz, hay música, hay baile. Pero en el resto de Puerto Rico no es así. Hay mucho trabajo que hacer”, finalizó Guasp.
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