No soy perito en el tema, pero tampoco hay que serlo para entender que no es posible que es difícil que se cumplan las expectativas del Gobierno para energizar la isla. Y no es que técnicamente sea imposible, pero un recorrido por la isla basta con darse cuenta de la cantidad de postes y tendido eléctrico que está en el piso. Ante ello, es evidente también que no se observa un trabajo monumental, 24/7, sobre nuestra infraestructura eléctrica que permita prender el país, al menos en un 95%, al 15 de diciembre próximo. Eso ya lo ha reconocido el Gobierno, admitiendo falta de brigadas, materiales y dinero. Ello debe cambiar en las próximas semanas cuando la administración Rosselló tenga acceso a mayor liquidez ante el paquete de ayuda que aprobó esta semana el legislativo federal.
Las prioridades en el proceso de recuperación de Puerto Rico tienen que ser atender las necesidades de los damnificados y al mismo tiempo levantar el sistema eléctrico, aun con las limitaciones que existen y los retos que ello representa. Sin embargo, es urgente que se agilice al máximo ese proceso porque cada día que pasa sin que se prenda un hogar o una empresa, nuestra economía retrocede años luz. El impacto económico del apagón, aun en un 75% del país a casi 40 días del huracán, es monumental. Esto disparará el desempleo y con ello múltiples problemas socioeconómicos nos vendrán encima.
No es permisible que el Gobierno, la Autoridad de Energía Eléctrica, Whitefish, FEMA y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos estén tirándose culpas sobre la lentitud en el restablecimiento de nuestro sistema eléctrico. ¡Tienen que meter mano y es ya! Esto no es incompatible con fiscalizar el susodicho contrato de la pequeña empresa de Montana que firmó el negocio de sus vidas con la devastación en Puerto Rico. De hecho, ya ha trascendido que el foco de investigación no debe estar aquí en San Juan, sino en Washington ante la relación de Whitefish con altos oficiales de la Administración Trump. Una vez se confirme esa relación, la prensa estadounidense, no muy fanática del Presidente, se encargará de hacerlo papillas y de seguro él lo despachará diciendo que todo se trata de “fake news”.
Mientras ese debate se dé, Puerto Rico no puede seguir con gente sin recibir ayuda, apagado, con infernales tapones que dislocan nuestra vida colectiva y con los días que se nos van de fila en fila. Tampoco podemos seguir con el juego de las estadísticas o las promesas de que van a prender o no Palo Seco, o si se puede o no. Se requiere acción. Ya más adelante, se le meterá mano a la empresa del pescao blanco…o como se diría en buen puertorriqueño, “mere pescao”, ya lo suyo llegará.