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Países islámicos estudian respuesta a estatus de Jerusalén

ESTAMBUL — Jefes de gobierno y autoridades de los países islámicos del mundo se reunían el miércoles en Turquía para intentar aunar su respuesta a la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de reconocer a Jerusalén como capital de Israel.

Se esperaba que la cumbre de la Organización de Cooperación Islámica (OIC, por sus siglas en inglés), de 57 miembros, ofreciera la respuesta unificada más firme hasta ahora del mundo musulmán a la decisión de Washington. Turquía, el anfitrión de la cumbre, ha criticado duramente lo que describe como una débil respuesta árabe por ahora sobre la cuestión.

Turquía, que ahora ostenta la presidencia de la OIC, convocó la cumbre. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha sido una de las voces más críticas con el gesto de Trump.

En su discurso en la cumbre, Erdogan dijo que Jerusalén es una “línea roja” para los musulmanes, que no aceptarán ninguna agresión sobre sus santuarios. Afirmó que Jerusalén Este es la capital de un futuro estado palestino y pidió a los estados que no han reconocido un estado palestino que lo hagan.

“El proceso para incluir a Palestina en acuerdos e instituciones internacionales debe acelerarse”, afirmó.

La situación de Jerusalén es una pieza central del conflicto israelí-palestino, que se ha prolongado durante décadas, y el gesto anunciado por Trump el 6 de diciembre se interpretó de forma generalizada como que Estados Unidos tomaba partido por Israel. También despertó el temor a un repunte de la violencia, ya que otras crisis en torno a Jerusalén han desencadenado enfrentamientos.

La mayoría de los países del mundo no ha reconocido la anexión israelí de Jerusalén Este en 1967. Según un asentado consenso internacional, el destino de la ciudad debe decidirse en negociaciones.

El presidente palestino, Mahmud Abás, dijo más tarde que “a partir de ahora”, los palestinos no aceptarán ningún papel de Estados Unidos en un proceso de paz con Israel.

Abás calificó la decisión de Trump como un “crimen” que amenaza la paz mundial. El presidente afirmó que no habrá paz en la región si el mundo no reconoce a Jerusalén Este como la capital de un futuro estado palestino.

El anuncio de Trump, añadió, es una “provocación” hacia los sentimientos musulmanes y cristianos, y hacen falta medidas para proteger la identidad de la dividida ciudad.

Entre otros asistentes a la cumbre estaban el presidente de Irán, Hassan Rouhani; el presidente del Líbano, Michel Aoun; el rey de Jordania, Abdulahh II, y ministros de alto nivel de numerosos países.

En una reunión de urgencia en El Cairo el pasado fin de semana, los ministros árabes de Exteriores pidieron que Estados Unidos rescindiera la decisión de Trump de reconocer a Jerusalén como capital israelí.

En una resolución de elaborada retórica pero escasa en acciones concretas, los cancilleres también pidieron al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que adoptaran una resolución que condene la decisión de Trump, aunque admitieron que probablemente Washington la vetaría.

Israel considera Jerusalén su capital desde la formación del estado en 1948 y ve la ciudad como la antigua capital del pueblo judío. En la guerra de Oriente Medio de 1967, Israel capturó el sector oriental de la ciudad y después se lo anexionó, una operación que no cuenta con reconocimiento internacional.

Los palestinos también reclaman Jerusalén y quieren la parte este de la ciudad como la capital de su futuro estado. Unos 200.000 palestinos viven en esa parte de la ciudad, y los palestinos defienden una profunda conexión cultural, histórica y religiosa con la ciudad.

El centro histórico, situado en Jerusalén Este, alberga lugares sagrados para judíos, cristianos y musulmanes. Esto incluye el Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado donde pueden orar los judíos, y la mezquita de Al-Aqsa, el tercer lugar más sagrado del islam.

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