WASHINGTON — El presidente Donald Trump presentó el lunes un presupuesto de 4,4 billones de dólares para el año entrante que augura una era de colosales déficits y, a diferencia del que entregó el año pasado, no menciona para nada la necesidad de saldar las cuentas del Estado, ni siquiera dentro de una década.
Los enormes déficit se deben en parte a la profunda reforma del sistema de impuestos aprobada el año pasado, que reduce drásticamente los ingresos federales. Y el plan entregado el lunes ni siquiera refleja la iniciativa develada la semana pasada con respaldo bipartidista que totalmente contradice la promesa de Trump de reducir el gasto público.
Los ingresos fiscales se hundirían en 3,7 billones de dólares entre el 2018 y el 2027, según el presupuesto de Trump.
El pronunciado gasto público, sumado a los recortes de impuestos aprobados el año pasado, significa que los déficits se dispararán bajo un gobierno totalmente controlado por los republicanos. El plan de Trump contempla un déficit de 984.000 millones de dólares en el 2019 aunque lo más probable es que la cifra se dispare a 1,2 billones si se toman en cuenta el acuerdo aprobado la semana pasada y el paquete de asistencia humanitaria de 90.000 millones de dólares para zonas afectadas por recientes desastres naturales. Eso es más del doble del déficit que el gobierno prometió el año pasado.
Al final de todas las cuentas, el nuevo presupuesto implica que Estados Unidos padecerá déficits de 7,2 billones de dólares en la década venidera; el plan del año situaba la cifra en 3,2 billones.
Inicialmente, el presupuesto para el 2019 iba a contemplar fuertes reducciones en la asistencia a otros países, en el presupuesto de la Agencia de Protección Ambiental, en programas de calefacción para viviendas y otros programas no militares financiados por el Congreso cada año.
“Muchos presupuestos de los presidentes se ven ignorados. Pero yo espero que este sea completamente irrelevante y totalmente ignorado” dijo Jason Furman, que fue un destacado asesor económico del expresidente Barack Obama. “De hecho, el Congreso aprobó una ley la semana pasada que básicamente anuló el presupuesto antes de que fuera siquiera presentado”.
En un adelanto del plan de gasto para 2019, la Casa Blanca se centró el domingo en el plan de 1,5 billones de Trump para actualizar las envejecidas infraestructuras del país. El presidente también pedirá un aumento de 13.000 millones de dólares a lo largo de dos años para la prevención de la adicción a opiáceos, su tratamiento y programas de recuperación a largo plazo.
Además, se ha añadido una solicitud de 23.000 millones de dólares para seguridad de fronteras, incluidos 18.000 millones de dólares para un muro en la frontera entre México y Estados Unidos y más plazas en los centros de detención de inmigrantes.
Trump volvió a eximir de los recortes a las prestaciones de jubilación de la Seguridad Social y a Medicare, como prometió en la campaña de 2016. Y aunque su plan reanudaría los intentos del año pasado por combatir la reforma sanitaria de Obama y haría duros recortes en el programa Medicaid para ancianos, pobres y discapacitados, los aliados de Trump en el Capitolio han indicado que no hay interés en abordar polémicos temas de sanidad en un año electoral.