El tema de la marihuana en California ha dado rondas por más de 40 años. En 1972, el estado sostuvo una votación para la despenalización del cannabis. Aunque, en ese momento, la propuesta no tuvo éxito, en 1996 se estableció la Ley de Uso Compasivo con el 55 % de la aprobación de los votantes. Esto convirtió a California en el primer estado en legalizar el cannabis medicinal.
En 2010, se volvió a votar sobre la Ley de Regulación, Control e Impuestos del Cannabis. El resultado fue de 53.5 % en contra. Pero en noviembre de 2016, todo cambió cuando un 57 % votó a favor de la Ley de Control, Regulación e Imposición del Uso Adulto de Marihuana.
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Así llegaron los impuestos. El gravamen fluctúa entre el 22.25 % y el 24.25 %. Los comercios pagarán entre el 1 y el 20 % de sus ingresos anuales. Ambos impuestos dependerán de las regulaciones del condado donde se encuentre. Además, quienes se registren como agricultores deberán pagar $9.25 por la onza que cosechen y $2.75 por el residuo de la hierba que se utiliza en otros productos. Asimismo, pagan por la superficie de terreno donde planten cannabis (la cantidad a pagar depende de la jurisdicción donde se encuentre).
“En esta nueva ley hay un impuesto de ventas muy complicado. A la marihuana medicinal, por ser para personas que están enfermas, no se le puede añadir impuestos. Pero el cannabis recreativo tiene lo que se considera un ‘sin tax’, que es el mismo que le aplica al alcohol y el tabaco”, dijo a METRO el abogado especialista en el tema, Stewart Richlin.
Un sin tax se les aplica a todos los artículos que se consideran indeseables o dañinos.
Richlin opinó que estos impuestos “pueden llevar a los usuarios al mercado clandestino. Esto ya que el cannabis será muy costoso a la hora de obtenerlo en una tienda autorizada. El costo puede motivar a muchas personas a vender o comprar ilegalmente. El gobierno debe hacer ajustes razonables. En lugar de tratar de ganar tanto en impuestos, tal vez sea más inteligente bajar los taxes, así habrá menos incentivo para la actividad del mercado subterráneo”. Agregó: “No queremos que la gente vaya al mercado negro para comprar marihuana. Esos vendedores no pagan impuestos, su marihuana no pasa por pruebas de calidad, no están regulados y pueden venderle a menores de edad”.
Por otra parte, se ha establecido que los impuestos a la marihuana serán repartidos: 60 % para programas que se enfoquen en el bienestar y desarrollo de la juventud, 20 % para la limpieza del daño ambiental, y otro 20 % va a la seguridad pública.
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Asimismo, bajo esta ley, los propietarios de dispensarios que deseen entrar al mercado recreativo deben tener la licencia “A”. Esta permite la venta para el “uso de los adultos” (recreativa). Ya estaba establecido que todos los dispensarios debían presentar la licencia “M” para vender con fines medicinales. Hoy un dispensario puede tener una o ambas.
Sin embargo, el obtener estas licencias no es tan sencillo. Para comenzar, se requiere una tarifa de solicitud (no reembolsable) de $1,000 por cada nueva aplicación. Luego está el costo de la licencia, que se basa en una escala móvil. Por ejemplo, cualquier dispensario que genere de $0 a $ 100,000, pagará $2,000 por la licencia anual; si genera entre $100,001 – $500,000, la licencia cuesta $7,500. Y así continúa creciendo la cantidad hasta llegar a la posibilidad de que un lugar genere $10,000,001 o más, en ese caso el documento tendría un costo de $75,000. A esto se agregan las licencias de comerciantes, la renta del establecimiento, y otros permisos.
Por otro lado, Richlin señala que la expedición de la licencia para la venta recreativa representa una autoincriminación, lo cual va en contra de la Quinta enmienda de la Constitución: “No se obligará [a ninguna persona]… en ninguna causa penal a atestiguar contra sí misma”.
¿A qué se refiere? Sencillo: el estar obligado a pagar estos impuestos y licencias sirve como admisión ante el Gobierno de que se está violando la ley; crea prueba física de estar relacionado con una sustancia que es ilegal ante la ley federal.
“En mi opinión, la ley está mal hecha… Se creó un número limitado de licencias disponibles y pusieron a las personas una cantidad inusual de trabas”, comenzó el letrado.
El abogado californiano dijo también que, ante estas nuevas leyes, “el consumidor se ve muy bien porque tiene más acceso a la marihuana en algunas tiendas minoristas. Pero para las personas de la industria, estas nuevas reglas representan reglas incriminatorias”.
Legalidad estatal rompe leyes federales
La legislación sobre el uso de la marihuana recreativa en California permite la posesión y la transportación de una onza de marihuana u ocho gramos de concentrado de cannabis y que las personas tengan hasta seis plantas en sus hogares.
“Cualquier adulto puede cultivar seis plantas en su residencia. Puede usar y poseer una cantidad razonable de marihuana sin miedo a enfrentar ningún proceso penal. Es perfectamente legal, según la ley estatal”, expresó Stewart Richlin, abogado con 30 años de experiencia y quien ha dedicado los últimos 12 al aspecto legal de esta planta.
Sin embargo, la cosa no es tan sencilla, pues Richlin explicó que hay que tomar en consideración tanto el aspecto local como el federal.
Localmente, las leyes en cada ciudad o condado dependen de la jurisdicción que aplique. En base al lugar, las normas sobre licencias y zonas en que se permite consumir pueden cambiar. “Incluso, algunas ciudades dentro de California tendrán negocios de marihuana y otras no. La determinación de si puede haber dispensarios de marihuana o no en una jurisdicción específica cambia de ciudad en ciudad”, explicó Richlin, quien al día de hoy ha defendido a más de 600 negocios de este tipo.
El condado de Kern, por ejemplo, está entre los lugares que han prohibido toda actividad comercial de cannabis. Mientras que en Los Ángeles es legal la venta recreativa. Sin embargo, y según dijo el letrado, “no se permite el consumo dentro de un establecimiento. Por ahora no hay smoking bars, pero también es verdad en la ley que el condado puede decidir realizar una feria local en la que haya pruebas de marihuana como mismo se juzga quién hace el mejor apple pie. Así que la marihuana en California tiene un futuro interesante”.
Ahora bien, la historia es otra en cuanto a las leyes federales. California se convirtió en la sexta entidad estadounidense en permitir el mercado de cannabis (luego de Colorado, Alaska, el Distrito de Columbia, Oregon y Washington), pero esta actividad continúa siendo ilegal y castigada a nivel federal en Estados Unidos.
“Durante la administración de Barack Obama, hubo una especie de mitigación a la aplicación de estas leyes. Así que todavía tenemos que ver qué sucederá”, sostuvo el propietario de 420 Law Office. Sin embargo, el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, le quitó validez a los lineamientos de la administración de Obama que permitían a los estados la legalización de la marihuana con una interferencia mínima de las autoridades federales.
Sobre esto, Richlin opina que, ante las diferentes filosofías que sostiene la administración actual en comparación la de Obama, solo queda “esperar para ver qué decide el Congreso y saber qué tipo de protección podemos recibir federalmente”.