Los comicios presidenciales de Rusia se caracterizaron el domingo por la presión sobre los votantes y por sospechosos incidentes de relleno de urnas, en un ejercicio cuasidemocrático que le garantiza al presidente Vladimir Putin otros seis años en el poder.
Los opositores han calificado al proceso como una farsa, pero los millones de simpatizantes de Putin aplauden al ex agente del KGB por restaurar la grandeza de Rusia y por defender a su orgullosa nación de un mundo hostil.
Putin, de 65 años, enfrenta a siete contrincantes en los comicios, pero sus altos niveles de popularidad le garantizan la victoria. La meta principal para las autoridades rusas es tener una gran participación que otorgará a Putin la legitimidad que desea y le proporcionará un convincente mandato para su cuarto término.
Se prevé que las elecciones del domingo mejoren la imagen del presidente ruso tanto a nivel nacional como internacional.
Al emitir su voto en Moscú, Putin parecía confiar en la victoria y dijo que consideraría cualquier porcentaje de votos como un éxito. “El programa que propongo para el país es el correcto”, dijo.
Dada la falta de competencia, las autoridades luchan contra la apatía de los votantes. Han puesto a muchos de los 111 millones de votantes rusos bajo una intensa presión para que emitan su derecho.
Yevgeny, un mecánico de 43 años que votó en Moscú, dijo que se había preguntado durante un momento si en verdad valía la pena votar.
“Pero la respuesta fue fácil… si quiero seguir trabajando, voto”, indicó y agregó que sus jefes no le han pedido pruebas de que acudió a los centros de votación pero teme que lo hagan. Habló bajo condición de que solo se mencionara su primer nombre debido a que teme que su patrón, el gobierno de la ciudad de Moscú, se entere.
En la cuarta ciudad más grande de Rusia, Ekaterimburgo, una médica expresó que fue obligada a votar.
Al mediodía no había emitido su voto y “el jefe de mi unidad me llamó y me dijo que era la única que no había votado”, dijo Yakaterina, quien pidió que no se mencionara su apellido por temor a represalias.
El alcalde de Ekaterimburgo, Yevegny Roizman, dijo a The Associated Press que los funcionarios locales y los empleados estatales recibieron órdenes “desde arriba” para asegurarse de que la participación en el voto presidencial supere el 60%.
En Moscú, a las personas que por primera vez emitían su voto les regalaron boletos para conciertos y las autoridades del sector salud ofrecieron revisiones de cáncer gratis en algunos centros de votación.
Más votantes salieron a emitir su derecho el domingo, en comparación con los últimos comicios presidenciales en 2012, cuando Putin se enfrentó a un movimiento de oposición en medio de irregularidades como votos múltiples, relleno de urnas y coerción.
De igual forma, el fraude electoral fue generalizado en la votación parlamentaria de Rusia en 2011, que desató protestas masivas en Moscú contra el gobierno de Putin.
Los ciudadanos desde la región de Siberia en la costa del Pacífico, hasta la ciudad de Moscú emiten su voto el domingo. La votación concluirá a las 8 de la noche hora local (1800 GMT; 1400 EDT) en Kaliningrado, el enclave báltico en la región más al oeste de Rusia, y se tiene programado que haya resultados preliminares poco después del cierre de casillas.
Las autoridades electorales dijeron que la participación a nivel nacional era de 34,7% para la tarde del domingo.
Sin embargo, algunos grupos en línea implementados para registrar las violaciones electorales informaron cientos de problemas en los comicios del domingo que proyectan una sombra en los números oficiales de participación.
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Vasilyeva informó en Ekaterimburgo, Rusia. Yuras Karmanau en Minsk, Bielorrusia y Jim Heintz en Moscú contribuyeron para este despacho.