En medio de la incertidumbre que viven miles de maestros, padres y estudiantes tras el anuncio del cierre de 283 planteles por parte del Departamento de Educación (DE), los docentes se preparan para ponerse de pie frente a los alumnos y continuar impartiendo el pan de la enseñanza, aún con el hilo en la garganta ante la duda de qué pasará.
En la escuela Segunda Unidad Honorio Hernández en Quebradillas, la facultad docente trabajaba el viernes–un día después de la noticia del cierre– en los informes de las calificaciones de los 375 estudiantes matriculados en el plantel, de los cuales 152 son de Educación Especial. Mañana los padres deben acudir a la escuela a recibir dicho documento. Este podría ser el último año escolar que cientos de padres de familias acuden a dicho plantel a recibir las notas de sus hijos.
Sin embargo, la comunidad escolar de dicho centro educativo está decidida a no permitir que el DE cierre las puertas de este centro educativo del que generaciones han sido egresados.
“Es una mezcla de sentimientos, está entre la frustración, la pérdida de fe momentánea, pero al mismo tiempo uno cuando ve los chicos uno dice, ‘no podemos rendirnos’, y aunque sea hasta el último momento, continuar dándoles lo mejor de nosotros”, afirmó Carmen Cordero Torres, directora de la escuela ubicada en el barrio San Antonio del municipio antes mencionado, en entrevista con Metro.
Hasta el día de hoy, la directora aseguró que no ha recibido ninguna notificación respecto al futuro de los maestros y estudiantes, más allá de una carta genérica en donde, además de anunciar el cierre de manera oficial, establece una serie de “justificaciones”.
“Por ejemplo, habla de la crisis fiscal que está viviendo Puerto Rico”, explicó Cordero, añadiendo que en el documento el DE también hace referencia a la situación en la que quedó el país tras el paso del huracán María.
Según citó la directora, la carta establece que “la infraestructura de los planteles educativos ha sufrido un deterioro acelerado e irreparable. Ha ocurrido una reducción significativa de matrícula, la escasez de recursos no permite los arreglos necesarios para garantizar la seguridad”.
Basado en esto, el documento señala que la situación amerita “el desplazamiento rápido de la comunidad estudiantil para salvaguardar su vida y proteger la propiedad del Departamento de Educación”.
La misiva indica, además, que dichos factores “exigen el movimiento y reconfiguración de recursos”, así como “identificación de mejor infraestructura con el fin de mejorar la retención y la adaptación del estudiante, el aprovechamiento académico, la distribución equitativa de recursos”.
Ninguna de estas justificaciones, argumentó la directora escolar, podría ser aplicada en el plantel que dirige, que además recibió una inyección de alrededor de $1.5 millones, como parte de la unidad de Currículo y Tecnología del DE –único programa de este tipo en Quebradillas– y que también cuenta con un programa de agricultura y jardinería, así como un mariposario y biblioteca.
“La escuela completa es automatizada. De 42 salones, 32 están equipados con pizarra electrónica, internet, sistema de televisor por satélite, intercom y circuito cerrado”, explicó Cordero. “Sale más costo efectivo que la escuela continúe operando, que cerrarla”, argumentó. Dicho plantel cuenta con una facultad docente de 39 maestros y 65 empleados en total.
La directora exhortó a la secretaria del DE, Julia Keleher, a que “antes de llevar a cabo cualquier cierre de cualquier escuela, se de la oportunidad de visitar las mismas, pasar ella por el proceso en la escuela de lo que es evaluación, para que entonces ella pueda tomar una decisión basada en datos que pueda medir realmente”.
Esta escuela, además, ha sido receptora del cierre de otros tres planteles escolares en Quebradillas durante el pasado año escolar. Los maestros denuncian que con este cierre y el de otra escuela elemental incluida en la lista, dejarían el municipio “sin escuelas en el campo”.
“Para mí esta es una experiencia que me afecta no solamente pensando en la incertidumbre de dónde voy a ir a trabajar, sino que emocionalmente me afecta, porque tú has establecido unos vínculos con los estudiantes, llevas en curso tantas materias, tantos proyectos, proyectos de la escuela; esto te afecta de todas las formas, te trastoca toda la vida”, afirmó Rosa Nieves, maestra con 29 años en el DE, 20 de ellos en la Escuela Honorio Hernández.
La misma situación vive la comunidad escolar de la Escuela Elemental Ramón Ávila Molinari, ubicada en el barrio Cacao, también en Quebradillas.
Al igual que la facultad escolar de Honorio Hernández y que miles de maestros alrededor de la isla, los docentes de dicho plantel recibieron la noticia de que la escuela estaba incluida en la lista de cierres del DE el jueves en la tarde, por medio de la prensa.
“Nosotros estamos bien afectados emocionalmente, creemos que estos cambios no deben suceder, porque estamos en una escuela que es segura, que trabajamos duro, que hemos pasado las metas; no hay una razón para este cierre”, argumentó Migdalia Mercado, portavoz de los maestros del plantel, en declaraciones a Metro. Dicha escuela cuenta con una matrícula de 181 estudiantes de los cuales 82 son de Educación Especial. El plantel cuenta con 21 maestros.
Mercado es maestra del DE desde hace 20 años. De concluirse el cierre, esta sería la segunda vez en menos de dos años que es reubicada en otra escuela, aunque los maestros ni siquiera tienen constancia de eso.
“Tampoco es justo para un maestro que lleva 20 años, 25, 29 años, que el próximo año escolar tú no sepas a dónde vas ni qué seguridad tienes de empleo”, manifestó la docente.
“Todas estas cosas uno como educador se pregunta, ¿por qué está pasando esto? ¿Por qué nadie nos explica cuál es la razón? Creemos que no es justo”, apuntó Mercado.
La portavoz explicó que a principios del mes de marzo la escuela en la que labora recibió una visita de un funcionario del DE, precisamente para alegadas mejoras al plantel. De hecho, se les había informado que se construiría una rampa para impedidos en un área específica y que realizarían arreglos a una verja. Sin embargo, dicha visita parecía cargar otras intenciones.
En cualquier caso, Mercado aseguró que la planta física del plantel –una de las justificaciones que plantea el DE– está en estado óptimo para recibir estudiantes.
“Nuestra planta física, primero es una planta segura, tiene salones amplios con aire acondicionado, contamos con bibliotecas, contamos con policías, contamos con todo lo que necesita una escuela; computadoras, todo el equipo necesario, nuestra escuela está lista para trabajar”, apuntó.
La directora del plantel, Sara Mena Santiago, reunió al personal el pasado viernes en la mañana para notificarles oficialmente sobre el cierre. Desde entonces, la comunidad escolar se ha organizado para desarrollar diferentes estrategias con el fin de lograr mantener abierto el plantel. El próximo jueves la comunidad escolar –entiéndase padres, maestros, personal no docente, estudiantes y comerciantes de la zona– celebrará una asamblea en la que además estará presente el alcalde de Quebradillas, Heriberto Vélez Vélez.
Asimismo, la comunidad escolar de la Escuela Honorio Hernández celebraría una asamblea hoy, en la que también se había confirmado la asistencia del alcalde.