Para los residentes de los barrios Portillo Arriba y Portillo Abajo, en Adjuntas, el solo hecho de tener un vaso de agua fría se ha convertido en un lujo.
Esto ya que las más de 50 familias que allí residen, a ocho meses del huracán María aún no cuentan con servicio de energía eléctrica, desde el huracán Irma, que pasó el 6 de septiembre del año pasado.
“No contamos con ahorros, ya nuestras fuerzas y nuestras energías se han agotado, ya los bolsillos gritan porque para poder tener un vaso de agua fría tenemos que sacrificar muchas cosas para poder incurrir en gastos de gasolina y aceite para poder prender una planta eléctrica”, manifestó Juan Arroyo, uno de los residentes afectados.
Detalló que hay personas encamadas, ancianos, personas sufriendo de calor en una cama porque no pueden moverse por sus condiciones de salud, personas que tienen que depender de máquinas para poder subsistir.
Planteó que viven en un barrio que “clama por ayuda, que necesita que aboguen por sus derechos, que desean al menos poder darse un baño de agua caliente pero no es así, aún tenemos que sufrir el trago amargo de echarnos sobre nuestras espaldas el chorro de agua fría”.
Expresó preocupación por el hecho de que Puerto Rico está cerca de la próxima temporada de huracanes, y aún no están recuperados de los pasados huracanes.
“Como explicarles a nuestros niños que no tienen un rato para ver sus muñequitos porque no hay luz, como explicarle a un niño que no hay agua fría, como explicarle a un niño que no tenemos abanico y dormimos con calor”, destacó el residente.