La Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) ha desembolsado $230 millones en la reparación de infraestructura y gastos asociados, desde el paso del huracán María, el pasado 20 de septiembre de 2018, hasta el presente, a través del Formulario AAA-331, que es la vía de emergencia de la corporación pública.
Los estragos causados por el huracán continúan surtiendo efecto en las líneas de agua más de ocho meses después del fenómeno atmosférico y con la próxima temporada de huracanes a la vuelta de la esquina. Así lo confirmó el presidente ejecutivo de la AAA, Elí Díaz Atienza.
“Básicamente, todos los daños que estamos viendo se los estamos atribuyendo a María de una manera u otra, porque si yo tengo un problema de energía eléctrica que está cambiando las presiones de la tubería, y ese cambio de presiones está haciendo que la tubería se rompa o explote en algún lado, pues mira, eso es atribuible a María, aunque el daño sea ahora”, afirmó Díaz Atienza, en entrevista con Metro.
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Solo en las categorías de mantenimiento y reparación de las plantas, estaciones de bombeo, regulación, depuradoras y redes de aguas negras, la AAA ha desembolsado casi $13 millones.
La Autoridad, además, continúa utilizando unos 306 generadores de electricidad en instalaciones ubicadas en algunos de los municipios más afectados por María y que, todavía, no tienen servicio de luz, como Yabucoa, Humacao, Comerío y Morovis.
En mantenimiento y reparación de generadores el gasto asciende a casi $7 millones, pero las facturas por combustible y lubricantes superan los $31 millones. Además, se ha visto obligada a contratar laboratorios externos para realizar sus pruebas de calidad de agua —tras la destrucción de los laboratorios de Caguas y Arecibo— a un costo de $7 millones al año. En contratos de obra y construcción, la inversión ya supera los $26 millones.
¿Qué es el Formulario AAA-331?
El Formulario AAA-331 permite a la Autoridad acelerar los procesos de contratación sin necesidad de que se realicen subastas y que las compañías o contratistas entreguen ciertos documentos o certificaciones que son requeridos bajo un procedimiento regular de contratación. Estos contratos, además, no son registrados en la Oficina del Contralor de Puerto Rico.
“Típicamente, en el proceso de contratación, identificas a los contratistas, pides propuestas, pero una vez ya tienes al contratista, requieres que esa persona te traiga documentación de seguro, diferentes tipos de certificaciones, todo esto que pide el Gobierno antes de comenzar la contratación”, explicó Díaz Atienza.
“A través de las 331 tienes un proceso expedito, para poder tener a esas personas trabajando en poco tiempo, inmediatamente, de acuerdo con la necesidad que tengas para la emergencia”, añadió.
La Ley Orgánica de la AAA, según enmendada, establece que todas las compras y contratos de suministro o servicio, incluyendo contratos para la construcción de sus obras, deberán hacerse mediante subasta. No obstante, dispone que cuando el gasto estimado para la adquisición o ejecución de la obra no excede de $100 mil por región, podrá efectuarse tal gasto sin mediar subasta. También establece que no será necesaria una subasta “cuando una emergencia requiera entrega inmediata de materiales, efectos, equipo, o la ejecución de servicios”, entre otras excepciones.
Con el propósito de establecer el proceso interno que se seguiría en las compras de bienes y servicios que están exceptuadas de la celebración de una subasta pública, la AAA aprobó el 28 de septiembre de 2007 el Procedimiento 400 que incluye el Formulario 331 (AAA-331), “Orden de Emergencia por Piezas, Materiales y Servicios y Factura Comprobante”. La administración actual de la AAA aseguró que dicho procedimiento se está revisando actualmente, aunque es el que se ha utilizado antes y después del paso de María.
De acuerdo con Díaz Atienza, cada departamento de compra de cada región de la AAA tiene que justificar el proceso que lo llevó a la selección de una propuesta o contratista en particular.
“Se utilizan los precios básicos, pero típicamente estás tratando de atender una emergencia, así que buscas los primeros que te estén dando contestaciones; típicamente, sabes quiénes son los suplidores que te dan algún tipo de servicio. El proceso provee para que cada oficial de compra diga cómo llegó a la obtención del costo, cómo identificó el precio”, indicó.
Según el titular, parte del procedimiento 331 requiere que los encargados pidan cotizaciones y luego que se apruebe, más de una persona firma el documento de aprobación, incluyendo un supervisor inmediato.
“Es tanta la contratación y tanto el proceso que nosotros tenemos que confiar en que nuestra gente está haciendo el trabajo como tiene que hacerlo y como se le dicta. Cada cual tiene su responsabilidad. Aquí hay ingenieros con sus títulos en juego, y nosotros no escatimamos en hacer investigaciones si escuchamos algún tipo de queja”, declaró.
“El contratista, básicamente, con su firma, certifica —entre otras cosas— que “posee la preparación, el conocimiento y las licencias necesarias para la ejecución de este contrato”, según lee el documento.
Sin embargo, algunos sucesos pudieran estar ocurriendo fuera del radar de la oficina central de la AAA. Cabe señalar que, en escala de mayor a menor, solo los proyectos con un costo de un millón de dólares o más requieren de la aprobación de la Junta de Directores de la AAA; los proyectos con un costo de $500 mil o más requieren de la aprobación del presidente ejecutivo; los que superan los $300 mil llegan hasta la oficina de Doriel Pagán, vicepresidenta de Operaciones; pero todos los trabajos por debajo de los $299 mil se aprueban a nivel regional, sin la necesidad de la aprobación de la oficina central.
“Muchas veces, se contrata de emergencia, y la obra, una vez completada y durante el proceso de reparación, no se inspecciona como se supone, y aun así, el dinero es liberado para pagar”, aseguró a Metro un empleado de la AAA cercano a los procesos de contratación, que habló bajo condición de anonimato.
No obstante, el presidente ejecutivo defendió que la AAA lleva a cabo “auditorías selectivas”, sobre todo en el momento actual en el que se prepara documentación para reclamar a FEMA los gastos por daños atribuidos a María.
“Si ven que los costos no representan lo que era el trabajo, no nos lo van a pagar y vamos a poder identificar a las personas que autorizaron o hicieron eso. Aquí nadie va a salir impune, si aquí algo se encuentra se va a investigar, se va a verificar y lo seguiremos hasta las últimas consecuencias”, sentenció.
El jefe de Acueductos reconoció que el procedimiento 331 no provee necesariamente el beneficio de una selección cuidadosa del contratista, a diferencia del proceso regular. “Estás tratando de atender la emergencia”, dijo. La situación es particularmente delicada con las tuberías de aguas sanitarias del sistema de la AAA, cuyas roturas y reparaciones parecen ser la orden del día. Sin embargo, defendió que es precisamente la urgencia con la que se requiere atender esas situaciones, lo que se busca atender a través del formato 331.
“Nosotros, todos los días, estamos bregando con situaciones de desbordes, porque sea por el huracán o sea por una tubería tapada, ese es el pan nuestro de cada día”, sentenció Díaz Atienza.
El presidente ejecutivo, sin embargo, argumentó que el hecho de que una tubería de agua sanitaria esté rota y desbordada no necesariamente provoca un estado de peligrosidad inmediato.
Sostuvo, además, que la AAA solo provee servicio sanitario a un 50 % de la población, mientras el otro 50 % se maneja con pozos sépticos. Apuntó que en Puerto Rico existen descargas ilegales de aguas usadas a los ríos y cuerpos de agua. “Por eso, nosotros siempre le avisamos a nuestra gente que tenga mucho cuidado en las aguas de los ríos y en esos cuerpos de agua”.
“Todos los días, nosotros hacemos pruebas en los cuerpos de agua y encontramos algún tipo de residuo de algo que pueda haber en los ríos. Aquí la opción que nosotros tenemos es controlarlo de la manera más rápida posible y ¿cómo lo controlamos?, cerramos las llaves, aseguramos que no esté descargando y movilizamos camiones de succión para remover esas aguas negras y movilizarlas a la planta que esté más cercana”, apuntó Díaz Atienza, al tiempo que reconoció que muchas veces la AAA no se entera de una rotura en tubería y desborde de agua sanitaria hasta que algún ciudadano no lo reporta.
“Necesitamos también la ayuda del pueblo y de los ciudadanos, que nos ayuden a nosotros a mantener esas tuberías sanitarias, porque la cantidad de cosas que uno encuentra que se tiran por el inodoro, eso tiene un efecto de tapar las tuberías: la grasa, el aceite que se tira por las tuberías. Todo esto se endurece el sistema”, expresó.
El presidente ejecutivo aseguró que, de cara al futuro, la AAA considera incluir tecnología de manejo de presión en las tuberías, que pueda ayudar a identificar más rápido algún tipo de rotura.
En el contexto del huracán María, algunos de los daños más significativos de infraestructura en términos de aguas sanitarias ocurrieron en Comerío, donde se reportó descarga de aguas usadas al río La Plata; la tubería troncal ubicada en Utuado; y la planta de aguas usadas en Dorado, alcanzada por una inundación que superó los cinco pies, confirmó la AAA.
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