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Río Piedras: Una comunidad pide acción

La comunidad, en aras de no depender completamente del Estado, ha sometido propuestas a diversas entidades para allegar recursos

RP

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El titular al que estamos acostumbrados últimamente es “Río Piedras está muerto”. Y, ciertamente, este antiguo barrio de San Juan —ciudad hasta el 1951— enfrenta problemas, como tantos otros lugares de la isla. No obstante, a diferencia de algunos espacios urbanos del país, la casa de nuestra primera universidad cuenta con líderes y grupos comunitarios con planes de revitalización delineados, apoyados por legislación, pero que están a la espera de la intervención gubernamental para concretarse.

Uno de los aspectos que están en el tintero, por ejemplo, es el desembolso de dinero por parte del municipio de San Juan para financiar el Fideicomiso para el Desarrollo de Río Piedras, establecido en mayo de 2017, y que tiene la función de crear iniciativas para recuperar estructuras y terrenos en desuso para el desarrollo de vivienda, comercios, y organizaciones con o sin fines de lucro.

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Esta entidad, que está compuesta por residentes, comerciantes, estudiantes y el municipio, debe recibir unos $200,000 al año para su operación, según la Ley 39 de 2016 firmada por Alejandro García Padilla, y que contó con el compromiso de la hoy alcaldesa Carmen Yulín Cruz.

“El fideicomiso para el desarrollo de Río Piedras está enfocado en el desarrollo de áreas como la educativa, de vivienda y  cultural. Está enfocado en cómo implantar y evaluar iniciativas para el fortalecimiento del lugar”, explicó Cristina Palacios, presidenta del organismo.

Además del fideicomiso, la medida creó un Comité Interagencial y Comunitario, una Junta Comunitaria del Casco Urbano y un Cuerpo Consultivo para el Desarrollo de Río Piedras, con representación de los distintos sectores del barrio, con la responsabilidad de darles norte a los trabajos del organismo.  Actualmente, estos grupos ya están conformados.

Además, el Centro de Acción Urbana, Comunitaria y Empresarial de la Universidad de Puerto Rico (CAUCE), que tiene el propósito de establecer vínculos entre la institución y la comunidad riopedrense, conglomeró en un extenso documento, preparado de forma participativa,  la visión que la comunidad de Río Piedras desea para el área.

“Río Piedras podría ser un lugar para Airbnb, para hoteles. Pero tenemos que atraer a la gente para eso. Tenemos que proveerles vivienda que sea asequible y sostenible. Está la urgencia de vivienda de interés social y para estudiantes”, detalló por su parte Zenia González Clemente, presidenta de la Junta Comunitaria del Casco Urbano.

Mientras, para Mercedes Rivera, directora ejecutiva de CAUCE, este barrio capitalino tiene la posibilidad de volver a ser un espacio de actividad comercial “vibrante”. “Un área de trasbordo, un sitio de tránsito, pero también habitable, donde sentirse seguro, así como un centro cultural”. 

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La comunidad, en aras de no depender completamente del Estado, ha sometido propuestas a diversas entidades  para allegar recursos. Según Palacios, el Centro para la Democracia Popular de Nueva York entregó unos $75,000 al fideicomiso para comenzar su operación, hecho que permitió la contratación a tiempo parcial de un coordinador y establecer un plan estratégico. No obstante, “sí se tienen que cumplir los compromisos de política pública”, señaló en referencia al dinero que no ha desembolsado el municipio, y del cual no han recibido una respuesta formal.

“El andamiaje comunitario está corriendo, pero las comunidades no pueden excluir al Estado de todo este proceso porque entonces, lo que vendría siendo una autogestión, termina cumpliendo el rol neoliberal del Estado salir del espacio y no asumir su responsabilidad”, agregó por su parte Ángel Pérez, trabajador social de CAUCE.

“Lo que necesitamos aquí es un esfuerzo de voluntad. El llamado es a la acción”, sentenció  por su parte Rivera.

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