Más allá de que las terapias de conversión para cambiar la orientación sexual no cuentan con evidencia científica alguna de su funcionamiento, estas pueden ocasionar serios daños en las personas que se sometan a ellas.
Así lo plantearon psicólogos consultados por Metro, quienes alertaron que esta práctica —que busca prohibirse en el proyecto del Senado 1000— puede ser potencialmente dañina para la salud mental de las personas, especialmente de niños y jóvenes.
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El coordinador del Comité de Diversidad de Sexo, Género y Orientación Sexual de la Asociación Puertorriqueña de Psicología, Caleb Esteban Reyes, expresó:“Hay investigaciones suficientes que evidencian que, este tipo de terapia, lo que causa es que la persona salga peor de la terapia”. Explicó que, usualmente, llegan a esas terapias con depresión o ansiedad al sentirse acosados por tener una identidad de género diferente, pero según Esteban Reyes, “salen peor todavía, con más depresión, más ansiedad y con ideación suicida ocasionada por la culpa de que, aunque estuvieron en un proceso de terapia reparativa, no pudieron cambiar”.
Señaló que, pese a que es una práctica que va en contra de la ética de los profesionales de la salud, en Puerto Rico aún está presente, practicada mayormente por terapeutas que no son psicólogos, lo que provoca que no sean demandables porque no son regulados por las Juntas Directivas. “Como psicólogo clínico he recibido bastantes clientes que me informan que tuvieron que dejar a sus psicólogos porque la única opción que les dieron fue la terapia de conversión, y los trataron de convencer de que eran efectivas, que sí se podía cambiar. Usualmente, muchos de ellos se dieron la oportunidad de comenzar la terapia y se dieron cuenta de que cada vez estaban peor y peor. Terminaron abandonando la terapia”, contó el psicólogo. Detalló que hace tres años hubo una convención de terapias de conversión, a la cual el Comité de Ética de la Asociación envió una comunicación para advertir sobre la práctica antiética del evento, por lo que fue cancelado. Pero según el psicólogo, en realidad la pospusieron.
En la medida se deja fuera de la prohibición a cualquier persona que no tenga licencia. El proyecto establece que “ninguna entidad o profesional dedicado a proveer servicios de salud mental o cuidado de niños podrá practicar o someter a un menor de edad a terapias de conversión”. Añade que cualquier profesional que lo haga “incurrirá en una conducta poco profesional y estará sujeto a aquellas medidas disciplinarias establecidas por la Junta Examinadora correspondiente”.
Por su parte, la presidenta del Grupo de Servicios Especializados en Psicología e Integrativos, Amarilis Ramos, explicó que “en principio, para nosotros como profesionales de la salud mental, tenemos que tener como enfoque, y lo más importante es que, para nosotros dar un tratamiento o una terapia, debe haber un diagnóstico”. El DSM 4 eliminó la homosexualidad como un trastorno psiquiátrico. Ramos precisó que “no existe evidencia científica que establezca que este tratamiento funciona”, al señalar que otros casos establecen que ocasiona traumas, ideas suicidas, conducta sexual compulsiva y uso de drogas.
La experta explicó que si bien puede que personas se acerquen a buscar ayuda profesional porque “tienen una convicción espiritual y no desean sentir esta orientación sexual hacia una persona del mismo sexo”, el terapeuta buscará hallar qué es lo que las hace sentirse así, ya que, en ocasiones, se trata de temor a prejuicios y discriminación, detalló. Aclaró que los psicólogos no se involucran en las creencias religiosas, sino que buscan “qué es lo que le da mayor bienestar al menor”.
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“Tenemos que ser bien educativos y conocer cuáles son las consecuencias de intentar cambiar algo en los menores”, expresó Ramos.
¿Qué hacer?
Si su hijo le anuncia que tiene una orientación sexual particular, algunos psicólogos recomiendan:
• Apoyarlo, aunque no esté de acuerdo con su hijo.
• Los padres, busquen ayuda con un psicólogo para educarse sobre el tema,
• No basarse en prejuicios y no juzgar a su hijo.