YABUCOA – Son poco más tarde de las nueve de la mañana del martes 18 de septiembre y, a solo unas horas del primer aniversario del paso del huracán María, don Fermín Pérez intenta hacer memoria de lo que todavía no es pasado. Contrario a la mayoría del país, todavía don Fermín no tiene servicio de energía eléctrica y, en su circunstancia, sigue haciendo de tripas corazones para sobrevivir día a día.
Estamos en el barrio Calabazas Arriba, en Yabucoa, y el sol calienta lentamente mientras don Fermín pasa revista sobre lo poco que le queda. A sus 70 años, vive solo, no recibe seguro social y no cuenta con los recursos necesarios como para darse el lujo de bajar al casco urbano del pueblo a solicitar la ayuda que necesita.
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Por su casa no ha pasado personal del municipio. Según cuenta, las brigadas norteamericanas no pudieron restablecerle el servicio de luz dado que no encontraron la manera de conectar su residencia con un poste ubicado a unos diez pasos del portón de su casa.
“Por aquí vinieron los trabajadores gringos, las brigadas de los americanos. Yo nunca vi puertorriqueños metiendo mano aquí con eso de la luz. Ellos pegaron a darle servicio a todo el mundo, pero como yo no tengo dinero, yo no recibo ayuda de ninguna especie, na’ más que cupones, pues entonces no pude resolver. A mí se me fue lo que le dicen el condulete, donde va la trenza que conecta la casa con el poste. Entonces, como no tengo dinero para bregar, pues no se pudo resolver”, dice.
Con su mirada perdida, don Fermín no lo piensa dos veces para invitarnos a tomar asiento en el pequeño balcón donde agota los días sin esperanzas, pero con la fiel compañía de dos gatitos que, evidentemente, para él representan mucho más que eso. Y claro, aprovecha para recordar.
“Esto fue un desastre aquí. Mi hermana, que vino de Estados Unidos, y un amigo de la infancia me ayudaron a recoger un poquito. Ella y yo fuimos a la biblioteca, porque allí estaba FEMA y me mandaron a buscar una ayuda de un carpintero, porque la casa está craqueada por todos lados después que le cayó todo lo del huracán. Eso rompió ventanas, rompió puertas y me dañó toda la casa por dentro. Me mojó todo y yo lo que tengo es unos mattress podridos y duermo ahí”.
Y sí, la puerta principal de la casa de don Fermín está rota. Uno de los tres cuartos del hogar ya no tiene ventanas y, ante las deplorables condiciones de la infraestructura residencial, porciones de las paredes y la torta del techo caen por filtración y de sorpresa. Lo que en un momento fue la casa de sus padres y donde ha vivido por los pasados 31 años, hoy se ha convertido en una amenaza para el bienestar de don Fermín.
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Parecería que el tiempo pasa más lento cuando caminamos sobre la loza desprendida por el exceso de agua. La cama de don Fermín está negra, como consecuencia del hongo, y el hedor que emana del interior de la casa es indicativo de que urge la acción.
FEMA visitó la residencia de Fermín, pero nada pasó.
“De FEMA me dijeron que lo de Tu Hogar Renace se había ido. Pero yo no sé si eso es verdad. Yo hablé con los profesionales que están trabajando para FEMA y vino una señora. Ella vino y me dijo: ‘Mire, enséñame los documentos, los papeles que tiene que tener en mano’. Pero cuando yo primero empecé a aplicar para FEMA fue después de la tormenta, y yo no tengo los papeles. Por eso es que la ayuda mía no ha llegado”, asegura.
“¿Qué voy a sacar yo con mentirle a una persona, con decir que yo estoy bien? Bueno, yo estoy bien físicamente, pero materialmente ¿cómo estoy? Estoy fastidia’o. Yo estaba en shock con la tormenta. Muchas personas no habíamos visto esto, este fenómeno total de tormenta y esas cosas. Yo nunca había visto esta jodienda. Yo todavía estoy en shock. No sé si yo necesito ir a un trabajador social o whatever”, añade.
Ya son las diez de la mañana y don Fermín aprovecha para explicarnos cómo se maneja en la oscuridad de la noche. Dice que solicitó al programa del Obama Phone y que resuelve con la pequeña linterna del aparato móvil.
“Esto prende una lucesita y sirve bien. Yo me acuesto y espero que pase la noche tranquilo. No me queda de otra. Si no puedo hacer nada y si no llega la ayuda, pues me quedo a esperar que pasen los días y ya”.
Unas cuantas cebollas, un saco de papas y un cartón de huevos es lo único en la alacena de don Fermín, quien, a pesar de los pesares, nos invita a almorzar.
“Esa comprita yo la hago casi todos los días. Como no tengo nevera, yo cojo los pocos chavitos para comprar las cositas básicas y sobrevivir. Tengo una cocinita improvisada y me manejo”, detalla.
Curiosamente, el gobierno de Donald Trump sostiene que la recuperación de Puerto Rico ha sido exitosa. Igualmente, el Gobierno estatal y la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) han puntualizado la idea de haber restablecido los servicios a nivel isla.
Sin embargo, don Fermín sigue alargando la espera en el barrio Calabazas Arriba, en Yabucoa. El alcalde, Rafael Surillo, no respondió las llamadas ni los mensajes de este medio.
La AEE informó que ayer tenían 1,295 clientes sin servicio, pero que eran por averías del día no relacionadas a María.