Hace poco menos de una semana Metro llegó a la casa de don Fermín Pérez en el barrio Calabazas Arriba, en Yabucoa, y documentó el hecho de que —a un año del paso del huracán María— todavía su residencia no tenía servicio de energía eléctrica. No obstante, este sábado —22 de septiembre— este diario regresó al hogar que ubica en el kilometro 8.3 de la carretera 182, para confirmar que, en efecto, la ayuda ha comenzado a llegar.
“Después del reportaje ese aquí han venido un sinnúmero de personas. Vino el alcalde con una o dos personas que trabajan para él. Vino y me chequeó la casa. Me dijo: ‘Fermín, sácate todo lo que haya por ahí que se te mojó dentro de la casa. Sácalo todo, que te voy a traer una cama, una nevera y te voy a mandar unas personas para que te arreglen todos los daños de la casa’. Me dejó unas lucesitas ahí para que yo me alumbrara en lo que por lo menos la electricidad me llega”, contó, en referencia a la respuesta del primer mandatario municipal, Rafael Surillo.
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Esta vez el encuentro con don Fermín se dio en el patio interior de lo que su momento fue la escuela Doroteo Peña, plantel que hoy ya no sirve para repartir el pan de la enseñanza, pero sí como almacén para una organización comunitaria sin fines de lucro. Allí, en uno de los pasillos de la vieja escuela, encontramos a don Fermín, sentado en una caja plástica y viendo la lucha libre en un pequeño televisor que le regalaron un día después de que su historia saliera a la luz pública.
“Vinieron unos electricistas (de la Autoridad de Energía Eléctrica) y me preguntaron qué era lo que pasaba y yo les dije que me faltaba la luz ahí y que por las tomas de arriba no tenía la electricidad. Ellos me dijeron: ‘pero don Fermín, eso le toca a usted’. Y yo les dije: ‘No, tranquilos. Eso ya el alcalde me dijo que me lo iba a arreglar’, porque yo no tenía los recursos para hacerlo de momento”, manifestó.
De acuerdo con don Fermín, a pesar de que la luz no ha llegado todavía, el pueblo puertorriqueño se ha desbordado en pro de mejorar su tétrica condición de vida. Gente de toda la isla y hasta del estado de Nueva York han tocado a su puerta, según manifestó.
“Después del alcalde, vinieron y me trajeron un filtro y unas bombillas. Me sacaron retratos y me dieron un abrazo. También hoy (sábado) vino una señora que trabaja en la policía de Yabucoa y una muchacha de Caguas. Ellas me trajeron comida para los gatitos, me trajeron alientos para mí y, bueno, me trajeron de todo. También vinieron a verme una pareja que me iban a traer una cama, pero —como no cabía en el carro— no me la pudieron dejar. Ellos me dijeron que iban a volver para traérmela, pero yo les dije que tranquilos, porque ya el alcalde lo tenía solicitado”, aseguró el septuagenario, quien no dejó pasar la oportunidad para agradecerle a todos y todas los que, de una forma u otra, han aportado su granito de arena en su recuperación.
“El mensaje que tengo para todos ellos es que el señor me los bendiga, que les siga produciendo, porque les gusta ayudar a su gente y a su país. Y le doy las gracias a Dios por todos ellos”, puntualizó.
De acuerdo con información recibida por Metro, próximamente voluntarios de la comunidad comenzarán los trabajos en la residencia de don Fermín.