La investigación interna de la Administracíon de Servicios Generales (ASG) sobre la adquisición de miles de botellas de agua que perecieron bajo el sol en Ceiba ya culminó, pero hasta el cierre de esta edición las conclusiones permanecían siendo un misterio, tras la agencia no contestar un pedido de información que hace dos días realizó este medio.
Metro solicitó los resultados de la pesquisa a través de un correo electrónico dirigido al oficial de prensa de la ASG, Ramón Alejandro Pabón. Además, dio seguimiento con llamadas y mensajes de texto, pero no obtuvo los datos.
Ayer a las 6:00 p. m. se nos informó que la solicitud “fue presentada” y que la respuesta sería enviada una vez se recopilaran los datos.
No obstante, Metro sí recibió una expresión por parte de Ottman Chávez, director de ASG, quien aseguró que la investigación llegó a su fin.
“La investigación —en cuanto a lo pertinente a ASG— se llevó a cabo y concluyó. De esta se tomaron medidas correctivas y disciplinarias con los empleados según dispuesto en nuestro reglamento de personal”, detalló Chávez en declaración escrita.
Quedan en el aire, entonces, los detalles específicos de la investigación, los responsables y cuáles fueron las medidas correctivas que específicamente tomó la dependencia gubernamental.
El pasado 12 de septiembre —luego de que se hizo público que más de 20,833 unidades de paletas de agua fueron abandonadas por la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA) y el Gobierno de Puerto Rico en una aeropuerto de Ceiba—, Chávez y Héctor Pesquera, secretario de Seguridad Pública, dijeron en conferencia de prensa que llevarían a cabo una averiguación interna.
Una las interrogantes que la investigación local contestaría —según palabras de Pesquera y Chávez— sería por qué ASG solicitó millones de botellas de agua sin tener la capacidad para almacenarlas o distribuirlas. Agregaron que también averiguarán por qué el agua no fue rechazada por sus subalternos a pesar de haberla encontrado a la intemperie y, por tanto, posiblemente contaminada.
El abandono de las miles de botellas de agua fue revelado en septiembre por un piloto de las Fuerzas Unidas de Rápida Acción (FURA). El cargamento había sido declarado excedente por FEMA en marzo y solicitado en abril por el Gobierno local. No obstante, no fue hasta mayo que ASG buscó las cajas de agua y comenzó a distribuirlas, aunque fueron devueltas por un presunto mal sabor.
FEMA aceptó, posteriormente, que fue la agencia responsable de haber dejado las botellas bajo el sol y el sereno.
Ayer, esa misma dependencia federal dijo a los medios que otorgaron un contrato a un contratista local por $69,000 para decomisar las paletas de agua.
Unión desconoce sobre pesquisa
Iram Ramírez, presidente de la Unión Internacional de Empleados Profesionales de Oficina, que representa a los trabajadores de ASG, dijo a este diario que ningún unionado ha sido entrevistado o investigado en relación con la adquisición de las botellas de agua.
“No. Si hubiese alguna acción correctiva tendrían que habernos notificado una intención de acción disciplinaria y una vista administrativa. Si tomaron alguna acción correctiva, fue contra algún empleado no unionado, pero, como quiera, le asiste el debido proceso de ley”, estableció.
Ramírez opinó que un pedido de tal magnitud debió estar avalado por algún gerencial de la agencia. “Eso era algo que se comentaba en la agencia, que nadie sabía de esa orden”.