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Presidente de Francia intentará calmar las protestas con un discurso

Emmanuel Macron enfrenta la urgencia de anunciar medidas concretas para calmar la reciente ola de protestas violentas cuando se dirija a la nación el lunes

El presidente Emmanuel Macron enfrenta la urgencia de anunciar medidas concretas para apaciguar la reciente ola de protestas violentas cuando se dirija a la nación el lunes en la noche y rompa un largo silencio que, a decir de muchos, agravó una crisis que ha sacudido al gobierno y a toda Francia.

El mandatario sostendrá consultas por la mañana con diversos funcionarios nacionales y locales en su intento por controlar un movimiento de protestas que ha tendido a ampliarse y radicalizarse contra sus políticas, en medio de la percepción cada vez mayor de que esas medidas favorecen a los ricos.

Macron hablará desde el Palacio del Elíseo a las 8 de la noche (1900 GMT), dijo un funcionario de la residencia presidencial que solicitó el anonimato porque no está autorizado a hacer declaraciones.

El portavoz del gobierno, Benjamin Griveaux, dijo antes al canal LCI TV que tiene la “certeza de que (Macron) sabrá llegar a los corazones de los franceses, se dirigirá a sus corazones”. Sin embargo, agregó que es imposible resolver con una “varita mágica” todos los problemas de los manifestantes, conocidos como los “chalecos amarillos” por utilizar esa prenda de color fosforescente durante sus movilizaciones.

La semana pasada, Macron canceló un alza al impuesto a los combustibles —el punto que desató las protestas a mediados de noviembre— en un intento por apaciguar a los inconformes, pero la medida fue considerada “un poco tardía”.

Para muchos manifestantes, Macron mismo, al que muchos consideran arrogante y desconectado de los franceses de la calle, se ha convertido en el problema. Las exigencias para que renuncie a la presidencia proliferaron el sábado, el cuarto fin de semana de protestas multitudinarias.

“Macron está ahí para los ricos, no para todos los franceses”, dijo el sábado el jubilado Jean-Pierre Meunuer, de 68 años. Los pensionados figuran entre la población castigada por las políticas del mandatario.

El ministro de Trabajo, Muriel Penicaud, lanzó un balde de agua fría a la expectativa de un aumento al salario mínimo cuando afirmó que “no habrá un alza al Smic (la paga mínima)” porque “destruye empleos”.

Los sitios turísticos de París reabrieron el domingo mientras los trabajadores limpiaban los escombros de las protestas, las cuales dejaron amplios estropicios tanto en la capital como en otras partes. Al menos 71 personas resultaron lesionadas el sábado en París.

Por su parte, el ministro de Economía, Bruno Le Maire, lamentó los perjuicios a ésta.

“Esta es una catástrofe para el comercio, es una catástrofe para nuestra economía”, dijo el domingo Le Maire durante una visita a comerciantes alrededor de la estación ferroviaria de Saint Lazare, una de las zonas asoladas por el vandalismo en este principio de la temporada de compras de fin de año.

Al cabo del cuarto sábado de protestas nacionales en las que un movimiento de personas ordinarias ha presentado amplias exigencias, las autoridades dijeron que comprendían la profundidad de la crisis. Le Maire dijo que se trataba de una crisis social y democrática, así como una “crisis de la nación” con “fracturas territoriales”.

Como sea, el mensaje del presidente también necesitará llegar a los bolsillos de los manifestantes. Entre las demandas figura un aumento del poder adquisitivo.

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