Monte sagrado no solo es el regreso de Draco a la música con una producción inédita, también muestra el buen momento por el que pasa el artista en su vida personal al sentirse sano y pleno luego de una delicada y larga lucha contra el cáncer. Este disco representa toda la fuerza y la garra que tiene en este instante para comerse el mundo y, justamente, por esa razón su sonido bien podría llevar a algunos fanáticos a los primeros discos del cantautor.
PUBLIMETRO habló con él sobre este retorno, su significado y lo que implica en su presente y futuro.
Ya lo había dicho en entrevistas y en redes: este disco reavivó varios sentimientos que estaban guardados desde hace un tiempo y, sin duda, eso se siente en la potencia y estridencia de cada una de las canciones…
Cuando se hizo Vida, que es una colaboración con varios artistas, estaba muy enfermo y pensé que ese podría ser mi último disco. Estaba en el hospital cuando comencé a componer canciones y todas esas piezas salieron bien bonitas, tiernas y espirituales. Pero qué pasa, que cuando llegué al estudio para grabar y empecé a hacer escándalo con la batería y la guitarra, me encontré con una vitalidad que cambió completamente todo el concepto que tenía. A eso se sumaba que me estaba sintiendo mucho mejor en materia de salud.
Para mí fue importante porque después de todos estos años, por fin me sentía saludable y natural, aunque todavía tomo medicamento. Aproveché ese momento, y lo que hice fue hacer un álbum que reflejara esa felicidad que da fuerza, por eso la potencia de cada uno de los temas.
Pero entrar al estudio no fue lo único que lo hizo cambiar de opinión…
Tal cual. Allí no termina la historia. Como muchos saben, yo volví a Rock al Parque el año pasado para tocar el Vagabundo completo, como hace unos años. Y bueno, tocar este disco que es bien fuerte, sumado a la sorpresa en el estudio de grabación, me hizo cambiar completamente de idea.
Entonces, ¿las canciones bonitas se convirtieron en temas estridentes?
Para nada. Estos temas quedaron para otro proyecto. Y es que después de mi cambio radical de opinión, me dije: “Dejemos este álbum hasta acá y luego lo retomamos para hacer las canciones lindas”.
¿Qué tiene en mente para ese nuevo proyecto?
De seguro ya han escuchado esas presentaciones que he venido haciendo de Lo sagrado y lo maldito, en el que en una noche presento mis versiones románticas y en otra mis canciones más rockeras. Pues este es un ejemplo perfecto de lo que verán en el futuro. Ya escucharon lo estridente, en el futuro verán lo lindo.
¿Cómo es Draco creando?
La verdad es que yo soy muy espontáneo en el estudio, y puedo llegar con varias ideas que luego se van transformando en otras. Con decirles que más de la mitad de este disco se grabó en un momento, y luego lo dejé para atender otros aspectos de mi vida. Yo solo sé que, al final, todo lo que escuche me tiene que llegar al corazón. En ese momento puedo decir con exactitud que todo está listo y perfecto. Yo nunca tengo un plan maestro, todo fluye.
¿Qué más lo tiene feliz por estos días?
Estoy feliz por varias razones, que no solamente tienen que ver con el álbum. Y es que al promocionar este disco he tenido que regresar a lugares que siempre he amado, como por ejemplo, Colombia. Recuerdo cuando estuve en Rock al Parque en 1998, en un momento en que nadie me quería, ni quería mi álbum (Vagabundo), pero ustedes me aceptaron con todo el cariño y fueron de los primeros en ver este disco con buenos ojos. Yo estaba pasando por un momento de depresión y encontré en su país un poquito de felicidad. En realidad, creo que todo comenzó en Colombia.