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Brexit: ¿qué pasará tras la votación del Parlamento británico en contra del acuerdo?

La salida de Gran Bretaña de la Unión Europa está programada para el 29 de marzo

Brexit

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Por abrumadora mayoría, el Parlamento británico rechazó ayer el acuerdo de Brexit propuesto por la primera ministra Theresa May, lo que amenaza con agravar la crisis política que vive el país a solo 10 semanas de que se alcance la fecha programada para la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (UE).

La Cámara de los Comunes votó 432-202 en contra de la versión del pacto negociado entre el Gobierno británico y la UE en noviembre para la salida del bloque europeo, que ha sido pautada para el 29 de marzo.

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El Parlamento, además, votaría por una moción de censura planteada por el líder de la oposición Jeremy Corbyn, que podría tener como resultado una elección nacional.

Metro habló con el profesor José Rivera, experto en relaciones políticas y política internacional y profesor adjunto de Estudios Internacionales en la Universidad del Sagrado Corazón en Puerto Rico, para saber más.

¿La votación en contra del acuerdo significa el fin del Brexit?

– No necesariamente. Probablemente lo que va a suceder es una prolongación del proceso hasta que lleguen a un acuerdo que sea aceptable para las partes, aunque ese escenario lo creo improbable; ó el Parlamento decide entonces dejar nulo el proceso y revocar la petición de que implementen el Artículo 50 del Tratado de Unión Europea. O sea, no necesariamente es el fin, es básicamente la prolongación del suplicio.

¿Implicaría un cambio en la fecha establecida para el Brexit

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– Sí, implica un cambio en la fecha establecida. El hecho de que el acuerdo haya sido derrotado en el Parlamento, quiere decir que diez semanas no va a ser tiempo suficiente como para traer esta votación de nuevo y empezar a implementar los cambios, sobre todo y particularmente por el hecho de que también hubo un llamado al voto de no confianza para la primer ministro, o sea que estamos hablando de una posible salida de May y un posible cambio de gobierno, incluso la convocatoria de nuevas elecciones parlamentarias.

Por lo tanto, las opciones son las siguientes: número uno, salirse sin ningún tipo de tratado con lo que eso puede implicar y muchos economistas han anticipado un caos si Gran Bretaña se sale de la Unión Europea sin ningún tipo de acuerdo; ó el delay, hacer una extensión de la implementación del Artículo 50 hasta que se llegue a algún tipo de acuerdo aceptable para las partes. Tendría que ser aprobado unánimemente por la Unión Europa y en vista de las circunstancias probablemente va a ser así, a menos que –ante el hastío–, simplemente dejar que la fecha pase y entonces el 30 de marzo ya Gran Bretaña no esté en la Unión Europea con lo que eso vaya a implicar.

¿Qué cuestionamientos plantea esta votación también para la Unión Europea?

– Es importante que la Unión Europea haga una mirada crítica a su proceso de integración, a los disloques institucionales sobre todo por el hecho y la percepción de que la Unión Europea está muy alejada de sus ciudadanos, de que existe un déficit democrático, de que las decisiones se están tomando a nivel supranacional –no recibe ningún tipo de retroalimentación de los públicos, de la ciudadanía, de los electorados–, y evidentemente una autocrítica, una revisión de los procesos: ‘¿La hemos expandido demasiado? ¿Hemos minado la soberanía de los estados a tal punto que ya no se pueden tomar decisiones? ¿Fue sabio integrar las políticas monetarias para crear el euro? ¿Qué tipo de respuesta tenemos para un país que entra en crisis fiscal y monetaria como pasó con Grecia?’ Ese tipo de cosas. La reflexión va por las dos partes.

¿A quién beneficiaba más este acuerdo que no recibió el apoyo del Parlamento?

– Realmente no beneficiaba a ninguno, pero si fuéramos a considerar a alguien, se podría beneficiar este sector político de los conservadores y la derecha ultranacionalista británica, pero especialmente inglesa que tiene nostalgia de imperio, que tiene complejo de excepcionalidad y que piensa que Gran Bretaña es ‘la gran cosa’, cuando su tiempo de gloria –si es que lo podemos llamar así, porque se montaba sobre un imperio colonial de enormes proporciones–, ya esa entidad no existe. Quienes se beneficiaban eran los imaginarios de eso que se llama la ‘Pequeña Inglaterra’, que es la Inglaterra rural de las pequeñas ciudades, que es esencialmente blanca, conservadora, nostálgica del pasado imperial y ansiosa por todo el multiculturalismo de los últimos 50, 60 años que ha transformado la sociedad británica.

¿Se elegirá otra persona al cargo de primer ministro luego de esta votación?

– Puede ocurrir uno de tres escenarios: Theresa May sobrevive este segundo voto de no confianza; ella pierde el voto de confianza, renuncia al puesto de primer ministro –no necesariamente a su escaño parlamentario– y entonces alguien dentro de las sillas del Parido Conservador surge como algún líder aparente, con lo cual tendrá que enfrentar esta situación con menos tiempo; o se convocan a nuevas elecciones en cuyo caso habrá que invertir tiempo en la campaña y eso podría tomar meses, con lo cual habría que extender el periodo de negociaciones y la fecha límite para determinar si Gran Bretaña sale de la Unión Europea.

 

También conversamos con el profesor Ángel Rosa, experto en relaciones políticas y política internacional y catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez.

¿Qué significa esta votación para el futuro político de Theresa May como primera ministra?

– El futuro político de Theresa May como primera ministra no existe, porque ella acosada por esa crisis política ya había anunciado que no es candidata para un nuevo término como líder del gobierno, pero la votación de hoy en realidad es una abrumadoramente en contra de cualquier primer ministro en la historia, pues inmediatamente lo que causa es un problema de confianza con el gobierno actual

Inmediatamente lo que causa es un problema de confianza con el gobierno actual. Ya no hablemos del próximo término político, es decir, el gobierno tiene que enfrentar hoy o mañana un voto de confianza porque en un parlamento en el que el primer ministro es mayoría, perder así de abrumadoramente implica que hay miembros del partido de mayoría que han votado en contra de la propuesta del gobierno y eso lo que acusa es que el gobierno ha perdido la confianza del Parlamento. Puede significar en los próximos días una crisis de transición y de que hay que sustituir la primera ministro o adelantar elecciones.

Además, añade una crisis política mucho más complicada, porque Gran Bretaña en este asunto del Brexit está partida por la mitad. Hay regiones políticas de Gran Bretaña como Irlanda del Norte –por ejemplo- que se han declarado europeos por encima de británicos que ya están planteando que si Gran Bretaña se sale de Europa, ellos también se salen de Gran Bretaña y reclaman la independencia. Y, tarde o temprano se está proponiendo una segunda votación, referéndum del pueblo británico, sobre el asunto mismo del Brexit.

¿Cuán real ve que al final del día se concrete la salida de Gran Bretaña de la unión Europea?

– Lo veo muy difícil porque además hay algunos miembros de los que favorecen la salida de Gran Bretaña que ya están hablando de unos nuevos términos de negociación y ya Europa les contestó que no, que los términos son los que son y que no hay negociación. Por lo tanto, creo que esto complica mucho el panorama político británico y amenaza por primera en mucho tiempo –seriamente– la unidad del Reino Unido, la cohesión política el Reino Unido. 

Del otro lado, ¿qué reflexión debe hacer la Unión Europea a partir de esta votación?

– La Unión Europea ha sufrido por mucho tiempo de una ambición desmedida de crecimiento. Esa ambición desmedida provocó la entrada de algunos estados en la Unión Europea que no están económicamente al mismo nivel que el resto de la Unión y que son aquí la manzana de la discordia, porque fundamentalmente de lo que se trataba la postura de lo brexistas en Gran Bretaña es de que la tajada de sacrificio de Gran Bretaña como economía en Europa es demasiado grande comparada con los beneficios que obtiene y que estos países no aportan en la misma medida en que se benefician al ser parte de la Unión. Hay que plantearse asuntos de gobernanza en Europa y asuntos de pesos políticos de cada miembro.

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