Empresas y oficinas del gobierno comenzaron a reabrir el lunes en Haití luego de más de una semana de violentas protestas por el alza de los precios de los combustibles y acusaciones de corrupción.
El transporte público reanudó sus servicios en Puerto Príncipe, la capital, donde los residentes formaban colas para comprar alimentos, agua y gasolina, mientras que equipos despejaban calles en las que decenas de miles de haitianos protestaron para exigir la renuncia del presidente Jovenel Moise.
Moise se ha negado a renunciar, aunque su primer ministro Jean-Henry Ceant dijo el fin de semana que reduciría ciertos presupuestos del gobierno por 30%, limitaría viajes y eliminaría todos los privilegios no esenciales para los funcionarios públicos, incluyendo las tarjetas telefónicas. Prometió además investigar las acusaciones de malversaciones vinculadas a un programa venezolano que proveyó a Haití crudo subsidiado.
Sin embargo, las escuelas permanecieron cerradas el lunes, por temores a nuevos brotes de violencia.