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Mujeres en la ciencia: el desafío del siglo

Cecilia Martínez, Dmitry Belyaev, MWN

Aunque hoy en día la ciencia ya no se considera un campo exclusivo para los hombres, las mujeres continúan desalentadas a seguir una carrera en este campo, e incluso cuando logran entrar siguen siendo una minoría.

Las disciplinas STEM (de la ciencia, la tecnología, las ingenierías y las matemáticas) continúan siendo un campo dominado por los hombres. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, solo el 28% de los investigadores del mundo son mujeres.

28% de los investigadores del mundo son mujeres, según la Unesco.

“En general, el estereotipo de que la ciencia es para los hombres sigue siendo preocupante”, dijo a Metro la Dra. Wendy Bohon, geóloga y especialista en comunicación científica, que forma parte de la junta directiva de la organización 500 Mujeres Científicas. “Pero esto es algo dependiente de la rama de la ciencia. Algunos campos como la biología / ciencias de la vida tienen más mujeres que, por ejemplo, astronomía “.

Las frías estadísticas de la UNESCO confirman que solo uno de cada cinco países ha alcanzado la paridad de género. En América Latina, por ejemplo, las mujeres ocupan en promedio el 45 por ciento de las posiciones en investigación científica, sin embargo, no gozan de igualdad en todos los países de la región.

 

 

A nivel mundial, las cifras no son más alentadoras, mientras que en Suiza el promedio de investigadoras es del 34%, en Alemania solo alcanza el 28%, Francia, el 27%, mientras que en Japón apenas alcanza el 17%.

“La discriminación, como la remuneración desigual por un mismo trabajo, las políticas de licencia familiar inadecuadas, los horarios laborales inflexibles, las normas de género y el acoso en el lugar de trabajo a menudo impide que las mujeres ingresen y permanezcan en carreras científicas”, explicó Bohon.

Delfina Grossi, líder del proyecto Women en Google, señala que en la empresa a nivel mundial, solo el 31% de las mujeres ocupan puestos en tecnología y liderazgo, una situación que creció un punto porcentual en comparación con 2017.

La especialista también dice que Google está cambiando las formas en que recluta a sus empleados, que sus políticas son inclusivas y que los puestos se conceden independientemente de si la persona es un hombre o una mujer.

“Siempre nos centraremos en el talento, no en las fotografías”, dijo. “Tenemos que asegurarnos de que todas las comunidades se beneficien de la web porque más allá de la brecha de género existe una brecha digital”.

La brecha comienza en las primeras etapas

El problema de la brecha de género en esta área comienza en la escuela secundaria. Según un estudio realizado por la UNESCO en 2016, aunque las niñas tienden a tener mejores resultados en matemáticas que los niños cuando están en tercer grado, esto cambia una vez que ingresan al sexto grado y la tendencia continúa al llegar a la universidad, las mujeres eligen con menos frecuencia carreras relacionadas con ciencia y la tecnología.

En gran medida, la baja participación de las mujeres en la ciencia se debe a las barreras de género conocidas como segregación “horizontal” y “vertical”; las primeras se refieren al fenómeno en el que las mujeres se inclinan a realizar actividades relacionadas con la feminidad, mientras que la segregación vertical se refiere al fenómeno en el cual las mujeres no logran avanzar a posiciones de liderazgo en sus carreras profesionales de igual manera en comparación con los hombres.

 

De esta manera, mientras que varias mujeres son presionadas para alejarse de los campos de la ciencia y la tecnología porque se les considera campos masculinos, muchas de las mujeres que logran desarrollar su interés en estas ramas y estudiar una carrera relacionada son publicadas con menos frecuencia, reciben un salario más bajo que el de sus colegas y nunca alcanza una posición de liderazgo dentro de sus lugares de trabajo.

“Los prejuicios contra las mujeres en STEM comienzan realmente temprano, tan pronto como en la escuela primaria. Debido a la falta de modelos a seguir, muchas niñas no pueden verse a sí mismas como científicas y, por lo tanto, ni siquiera consideran que es una carrera posible”, afirmó Bohon. “Además, los maestros, los padres y los compañeros a menudo les dicen a las niñas que la ciencia es para los niños y por eso optan por no estudiar carreras relacionadas con la ciencia, a pesar de gustarle. Esta tendencia continúa en las clases universitarias donde los estudios han demostrado que se cree que las alumnas tienen menos conocimientos que los varones. Los profesores universitarios masculinos tienen menos estudiantes femeninas graduadas e investigadoras postdoctorales que las profesoras femeninas, y las mujeres y otros grupos sub-representados reciben menos tutoría. Todas estas cosas, y muchas otras, son barreras para que las mujeres ingresen o permanezcan en la ciencia “.

Como respuesta a esta problemática se han implementado programas que buscan acercar a las niñas a la ciencia y reconocer el trabajo de investigadoras a nivel internacional resaltando la forma en que este impacta de manera positiva el desarrollo de las sociedades, como es el caso de la creación del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia que se celebra cada 11 de febrero y tiene el fin de recordar que las mujeres y las niñas desempeñan un papel fundamental en las comunidades de ciencia y tecnología y que su participación debe fortalecerse, así como la iniciativa Por las mujeres en la Ciencia que celebra los Premios Internacionales de las Mujeres en la Ciencia, creada por L’oreal en colaboración con la UNESCO

¿Cómo alcanzar la igualdad de género en la ciencia?

La Dra. Wendy Bohon explica los puntos clave a Metro.

 

  1. Mejorar las políticas de permisos familiares.
  2. Crear horarios de trabajo más flexibles.
  3. Implementar el pago igualitario por el mismo trabajo.
  4. Tener más voces femeninas en la esfera pública.
  5. Cambiar la idea de quién puede ser un científico y cómo se ve un científico.
  6. Alentar a las jóvenes a verse a sí mismas como científicas.
  7. Normalizar la idea de mujeres científicas en la sociedad en general.

 

Q&A

Jeannette Wolfe,

investigadora sobre el sexo y las diferencias de género, autora de los podcasts seX & whY

 

¿Sigue siendo la ciencia un campo exclusivo para los hombres?

–No. Aunque nuestros campos de la ciencia y la medicina todavía están llenos de un montón de “minas terrestres de género” que necesitan ser reconocidas y desactivadas intencionalmente, creo sinceramente que hay un lugar y, lo que es más importante, una necesidad de neuro-diversidad, en todos los niveles de la ciencia. Los hombres y las mujeres, a través de sus experiencias biológicas y de vida, a menudo aportan diferentes perspectivas, preguntas y enfoques a la mesa. Si podemos respetar y aprovechar mejor este poder, encontraremos soluciones más sólidas para problemas difíciles.

¿La brecha de género sigue siendo grande o se está cerrando?

–Desafortunadamente, la brecha de género en la mayoría de las áreas de la ciencia es todavía real y, a menudo, bastante grande … Hablar sobre temas relacionados con el género puede ser simplemente visceralmente desencadenante. Aunque la mayoría de nosotros nos damos cuenta de que la brecha de género es real, queremos creer que está sucediendo en otro lugar. Admitir que podría estar ocurriendo en nuestras propias áreas de trabajo puede ser increíblemente amenazante debido a la preocupación que podría interpretarse como una supresión deliberada. Sabemos por la investigación que muchas de estas brechas son el resultado de un sesgo implícito, lo que significa que ocurren de manera inconsciente y no intencional. Si realmente queremos abordar la brecha de género en la ciencia, debemos adoptar un enfoque sistémico, sin culpa, inclusivo, que reconozca que tenemos un problema que solo juntos podemos resolver.

¿Qué se debe hacer para alcanzar la meta de la equidad de género?

–No hay soluciones rápidas, sin embargo, existen enfoques sistemáticos que pueden ayudar a desarrollar controles y equilibrios para detectar desigualdades. Veo que los dos componentes esenciales avanzan: los datos y el compromiso deliberado para superar nuestro propio equipaje visceral. Puede ser difícil hablar de esto, pero es hora de que lo intentemos sinceramente.

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