Por: Gila Ríos Jiménez / MWN
PARÍS, FRANCIA – La tarde de este lunes comenzaba normal en la Ciudad Luz. La mayoría de los capitalinos seguían su rutina diaria, muchos se disponían a salir de trabajar o ya estaban camino a casa. Poco antes de las siete de la noche, se anunciaba en el metro de la capital francesa el cierre de las estaciones Cluny la Sorbonne, Saint Michel, Cité y la estación del RER (tren de cercanías) Saint Michel Notre-Dame, por órdenes de la Policía de París. Un incendio se registraba en la Ile de la Cité, donde se encuentra ubicada la histórica catedral de Notre Dame.
Al entrar en las inmediaciones de la isla de la Cité, ríos de personas se dirigían apresurados hacia uno de los monumentos más visitados en Francia. Las grandes columnas de humo y el olor penetrante a madera quemada no dejaban paso a más suposiciones: el techo de la Catedral de Notre Dame estaba siendo devorado por el fuego.
A pesar de que la policía parisina acordonó el área aproximadamente un kilómetro a la redonda, una multitud se congregaba a los pies de la catedral con lágrimas en los ojos y mirando desesperanzados el humo contundente que no paraba de salir del monumento que ha visto pasar la historia de París durante más de 600 años.
“Estaba en el trabajo cuando me enteré del incendio. Recibí una notificación en mi celular, después vi las imágenes y, aunque debía terminar una labor en el trabajo, tomé mi computadora y me vine. Para nosotros es más que un monumento, representa lo que es Francia, la historia, nuestro pasado, y es por esto que para nosotros es importante estar aquí esta noche”, afirma Arnaud sin quitar la vista sobre la catedral.
Entre un grupo de personas que cantaban “Marie, Mère de Dieu, priez pour nous pauvres pécheurs” (María, Madre de Dios, ruega por nosotros pobres pecadores), Berenice comenta conmovida: “Hace siglos que este monumento, un símbolo de nuestro patrimonio cultural, ha sobrevivido a tantas cosas. Durante todas las guerras, durante la Revolución, Notre Dame se ha mantenido de pie. Un símbolo de París. Para mí es una desgracia lo que sucede esta noche”. Con lágrimas en los ojos concluye: “No lo podía creer. Me precipité hacia el techo de mi casa y vi humo naranja por todos lados y sirenas que se escuchaban, como si fuera la ciudad de París quien gritaba”.
Mientras termina de cantar la estrofa de una canción religiosa, Léonore explica: “Soy parisina y, cuando me enteré de la noticia, no podía dejar de llorar. Estaba en el trabajo y todos mis colegas, católicos o no católicos, se vieron consternados. Es un símbolo de Francia que ha sido afectado, un símbolo muy significativo para mí. No sé si sea un acto criminal o a causa de las obras de mantenimiento que se estaban realizando. Cualquiera que haya sido la causa es muy lamentable”.
Sobre sillas de establecimientos que han permanecido abiertos o sobre las bardas de los puentes que cruzan el río Sena, los capitalinos permanecen inmóviles deseosos de ver apagadas las llamas. “Estoy aquí para apoyar, porque el monumento histórico más importante de Francia se derrumba. Aunque no soy religioso, me afecta de la misma manera. Estoy triste por todos los franceses, por esta obra majestuosa que significa tanto para todo el mundo”, asevera Thierry.
La noticia también sorprendió a turistas que se encontraban en la zona, como fue el caso de Pilar. “Estábamos cenando por aquí cerca y oímos que se estaba quemando la catedral de Notre Dame. Venimos a ver qué es lo que ocurría. Es la parte de atrás lo que se está quemando parece , lo que estaba en mantenimiento. Es impactante porque justamente hace tres días estábamos ahí y ahora se está incendiando”, relató a Metro.
La noche ha caído ya, pero eso no impide a los parisinos seguirse congregando y permanecer de pie ante la histórica catedral construida entre los siglos XII y XIV y que en los últimos meses estaba siendo restaurada.