Alrededor de 3,000 paletas de agua expirada que la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) trajo a Puerto Rico en respuesta a los huracanes Irma y María son regaladas en el barrio Higuillar, en Dorado, a pesar de su vencimiento y de un acuerdo para reciclar las botellas de plástico.
A más de año y medio del ciclón que mantuvo a pueblos enteros con problemas de suministro de agua potable, el 4 de abril de 2019, FEMA contrató a la compañía Puerto Rico Drilling & Supplys para la disposición de, aproximadamente, 10 millones de botellas de agua “que alcanzaron su fecha de expiración”, confirmó a este medio la agencia federal a través de su portavoz, Juan A. Rosado Reynés.
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Se trata de suministros que mantenían en sus almacenes y que ofrecieron también a agencias federales y estatales a partir del 28 de diciembre de 2018, aunque fuentes aseguraron que las rechazaron porque ya estaban próximas a vencer y no contaban con la estructura para distribuirlas. Muestras de botellas de agua obtenidas por Metro expiraron en noviembre del mismo año.
“Esas aguas se le están ofreciendo a la gente y a los granjeros para que puedan hacer uso de ellas en vez de botarlas. Se las puede dar a sus animalitos, como se puso allí en el sign. Se puede usar para regar, para bajar los baños, para limpiar, para bañarse, y después ellos nos tienen que entregar todas la basura que generen”, aseguró David M. Ramírez, presidente de la empresa registrada en 2008.
Los residentes de la comunidad Villa Santa llevan días acudiendo a lo que parece ser un potrero, también propiedad de Ramírez, y llenan el baúl de sus vehículos con cajas y cajas repartidas por voluntarios que no se identifican con organización alguna. Ayer en la tarde seguían llegando vagones.
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A Metro se le denegó acceso al lugar en una ocasión, aduciendo a que el dueño de los predios no se encontraba. En el portón, un discreto cartel advierte que el agua “no [es] apta para consumo” y que se regala “sin límite”.
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“Se les dice bien claro que no es apto para consumo humano y se les dice que, por favor, hagan todo su mejor esfuerzos de traernos para atrás la botella en una bolsa”, insistió Ramírez. FEMA exigió reciclar los residuos.
Sin embargo, vecinos confirmaron que las bebían a falta de información, y en los alrededores aseguraron que desconocían la procedencia de los suministros. Mucho menos conocían la necesidad de devolver los plásticos —voluntariamente—.
Además de la exhortación, el contratista no precisó si hay un plan concreto para recuperar las botellas. Las paletas de madera sí las controlan en el lugar y garantizan que se reciclarán. FEMA no emitió declaraciones sobre el proceso y refirió las preguntas a la empresa.
El cuestionamiento de los residentes sobre la calidad de los suministros llegó a un grupo cerrado en la red social Facebook y acabó con el siguiente comentario: “El asunto del agua que están regalando se terminó en esta página ya. El que no la quiera que no la busque y el que la busque que la aproveche (…)” [sic].
A Puerto Rico Drilling se le otorgó un primer contrato de $69,000 para disponer de las 20,000 paletas que se echaron a perder bajo el sol en la base Roosevelt Roads en Ceiba. El acuerdo vence en mayo y, según la agencia federal, fue evaluado por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA).
Ramírez aseguró que son dos procesos separados y que el agua distribuida no proviene de Ceiba. “Todas esas botellas son de los almacenes”. Metro corroboró en Ceiba con una fuente independiente que la mayoría de las botellas descubiertas en septiembre de 2018 aún permanecen en la pista de Roosevelt Roads.
El contratista debe compactar y moler las botellas en cajas 4×4 que se entregarán a una planta de reciclaje en Jacksonville, Florida.
A nivel local, Puerto Rico Drilling no registró actividad alguna en sus informes anuales de estado de situación desde su incorporación en 2008 hasta el año pasado, según archivos del Departamento de Estado.