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'Érase una vez en Cannes': Quentin Tarantino crea un clásico instantáneo

"Me casé hace seis meses y eso cambió mi vida", dijo el cineasta Quentin Tarantino al presentar su novena película 'Once Upon a Time in Hollywood'

Érase una vez un niño que veía películas disfrazado, vivía en cines, en videoclubes, saltando de género, en sesiones continuas. El cine en su forma más popular. Ese cabrón nos dio ahora esa película en la que parece resumirlo todo, toda la historia, todas las historias, todas las canciones. Toda nostalgia. Lástima que en Portugal tendremos que esperar hasta el 8 de agosto para ver ’Érase una vez en Hollywood’! La penúltima película de Quentin Tarantino. Así que cuando el productor leyó el guión dijo: “Puede que sea tu novena película, pero parece que incluye todas las demás”. De hecho, así es, aunque lo que uno siente es, sobre todo, una cercanía al universo Tarantino.
¡Sí, Quentin Tarantino lo hizo de nuevo! A lo largo de 2horas y 39 minutos -sí, no te pierdas ni un segundo- nos llevas a un sensacional viaje por el cine, el efecto hipnótico de la televisión de los años 50, los espaguetis western, la mitología del cine. Una película poderosa, llena de energía, llena de cinefilia, llena de música –cada vez que abres la puerta de un coche, surge la oportunidad de convertir esta descripción sonora en otra banda sonora que promete–.
Ya sabes, todos hemos visto el trailer. Brad Pitt es Rick Dalton, el doble de servicio de Leonardo DiCaprio, Cliff Booth, una estrella de la televisión occidental. Uno es disciplinado y vigoroso para que el otro pueda ser alcohólico e inseguro. “Me identificaron inmediatamente con el personaje porque crecí en medio de la industria cinematográfica”, dijo Leonardo DiCaprio en la conferencia de prensa. “Lo que tengo es una inmensa apreciación por la posición que tengo. Este tipo (el personaje) lucha con su propia confianza. Lo que sé es que tengo mucha suerte de tener esta oportunidad”. Brad Pitt completó diciendo que “Rick y Cliff se completan mutuamente. Básicamente todo tiene que ver con la aceptación, con el lugar que ocupamos, con nuestra vida, con los desafíos”.
Margot Robbie iba a interpretar el papel de Sharon Tate en este verano tumultuoso de 1969. “No investigué mucho”, dijo, “pero como actriz traté de comprender el propósito que tenía en la historia. Quentin explicó que ella era la luz de la historia. Eso fue lo que intenté hacer”. Hablando de luz, fue Quentin quien trajo la luz a la habitación diciendo que el cambio más grande con esta película fue este: “Me casé hace seis meses y eso cambió mi vida”.

Fue en los años 50 cuando empezamos, en medio de la euforia de la televisión, en un momento en el que el cine también tiene su mayor oportunidad y busca todas las fórmulas para reinventarse. Desde la gran pantalla, para contrarrestar con los pequeños efectos visuales. Y vamos al presente, 1969. ¿Y qué es lo que tenemos? Un acantilado un poco “fuera de tiempo”. Es el western que se reinventa con las posibilidades que llegan de Europa, de Italia y España, el western Spaghetti o el cine sucio, el cine porno común, que también dio los primeros pasos.
Así que seguimos el trabajo de Hollywood de estos dos amigos. Rick es más que el doble, es una especie de buena conciencia. Pero Cliff también sobresale cuando actúa, porque es en la ficción, en su meta-vida, donde le gusta vivir. E incluso olvidar su ligero tartamudeo. Al final, intentará sobrevivir al tiempo buscando en Italia la alternativa de los ’espaguetis’ a la televisión que ya estaba fuera de tiempo a finales de la década de 1960.
Como puedes imaginar, a Tarantino le gusta el lado de la época y se dirige precisamente a este período – ¿se fue alguna vez? – para hacernos vivir la metáfora del cine. Está la Mansión Playboy, hay figuras reales como Sharon Tate (Margot Robbie) recorriendo toda la película, Roman Polanski (Rafal Zawierucha polaco), Steve McQueen (Damian Lewis), Bruce Lee (Mike Moh) en una escena hilarante con Rick, en definitiva, la mitología que desarrolla una historia propia, pero que no vale la pena revelar spoilers.
Como en películas anteriores, Quentin va al fondo y se sumerge en referencias y detalles de referencia nostálgicas, pero eso acaba añadiendo algo al propio ADN de la película. Así que tenemos que decir que esta ’Érase una vez en Hollywood’ es también una pequeña mirada a la historia del cine, pero que añade algo nuevo. Esto sucede, por ejemplo, cuando Tarantino da nuevo color a los temas musicales haciéndoles contar nuevas historias con una letra antigua. Como sucede en el tema clásico de los Rolling Stones Out Of Time cuando los dos regresan de Italia. Es difícil no volverse espeluznante: No sabes lo que está pasando, has estado lejos demasiado tiempo, estás fuera de contacto, mi bebé, dije, nena, nena, nena, nena, nena, nena, estás fuera de tiempo… Tal vez por eso, cuando se le pregunta si hubiera preferido vivir en esta época o en la actualidad, Tarantino responde así: “Prefería vivir en cualquier época antes que los teléfonos móviles”. Pero de la descripción de esta película se deduce que “es una película para todos los outsiders”.
Es evidente que en este momento no es necesario hablar de predicciones de premios, aunque también es evidente que Quentin Tarantino dejó aquí una de las obras que profundiza en su concepción de un cine anclado en el juego de género, en la revisión del pasado más de lo que no deja de inspirar al cine más joven. Y satisfacer a nuestro cinéfilo.
Espera, ¿entonces tenemos una película de Tarantino sin sangre? Calma: Imagína entonces el resultado cuando te unes a una secta, un cigarrillo empapado de LSD, un lanzallamas y una perra pit bull.
Érase una vez….

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