Ver a estudiantes atléticos en óptima condición física realizado “vaping” momentos antes de competir en un partido de futbol americano hizo que el director de la secundaria Stamford, Raymond Manka, reconsiderara cómo abordar la epidemia.
Tradicionalmente, su escuela ha disciplinado a quienes ven con cigarrillos electrónicos. La severidad de las sanciones aumenta con cada falta, desde quedarse tiempo extra en la escuela hasta suspensiones académicas y, con el tiempo, el aviso a las autoridades.
Sin embargo, Manka comenzó a considerarlo más un problema de adicción y menos una cuestión de comportamiento luego de ver a dos jugadores de otra escuela vapeando cerca de su autobús. “Me rompió el corazón”, dijo Manka, cuya escuela ahora explora la posibilidad de ofrecer programas para dejar de fumar a los estudiantes que vean haciendo “vaping” o con parafernalia para hacerlo.
“Tenemos que averiguar cómo podemos ayudar a estos niños a desengancharse de los malos hábitos que podrían dañar su cuerpo o su mente”, dijo.
Las escuelas en otras partes han batallado para balancear la disciplina con la prevención y tratamiento en respuesta al creciente número de estudiantes que vapea.
El uso de cigarrillos electrónicos ahora ha superado en popularidad los cigarrillos tradicionales entre los estudiantes, dicen los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). El año pasado, uno de cada cinco estudiantes reportó haber vapeado en meses previos, según una encuesta del CDC.
Los cigarrillos electrónicos producen un aerosol al calentar líquido que suele contener altos niveles de nicotina —la sustancia adictiva en los cigarrillos comunes y otros productos del tabaco— saborizantes y otros químicos.
Los usuarios inhalan este aerosol a sus pulmones, cuando lo exhalan quienes están cerca también lo respiran.
Los expertos dicen que los CDC clasifican a los cigarrillos electrónicos como un producto derivado del tabaco y muchas escuelas catalogan el vapeo igual que el tabaco al aplicar los códigos de conducta.
A nivel nacional, algunas escuelas han eliminado las puertas de urinarios y colocado monitores afuera de los sanitarios para vigilar cuando entran y salen los estudiantes. Otros han instalado detectores de humedad que activan una alarma cuando se detectan nubes de vapor.
Los legisladores también comienzan a expresar preocupaciones similares. Oklahoma aprobó una ley para prohibir el “vaping” en propiedad escolar y decenas de estados han aprobado leyes para aumentar a 21 años la edad legal para el “vaping” y fumar.
Sin embargo, algunas escuelas han comenzado a tomar un acercamiento más completo enfocándose en el tratamiento y la prevención.