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El ojo tiene que viajar ( y también el espíritu)

Viajar hace parte de nuestra naturaleza y si bien está desprovisto de idealismo, sigue transformando vidas y dando sensaciones nuevas a quienes buscan otros lugares.

“El ojo tiene que viajar”, decía la legendaria editora de Vogue Diana Vreeland, quien puso los lectores a recorrer mundo a través de modelos sofisticadas en paisajes oníricos y remotos. Viajar ha hecho parte siempre de nuestros relatos, de todo tipo. El de Odiseo, sacrificado hasta la médula, o el de un plácido Mr. Ripley, vestido elegantemente en la Venecia de 1950. Es una experiencia personal, pero universal. Y con la generación Millennial ha tomado más fuerza que nunca: según una popular encuesta de Booking (que se hizo viral), se les preguntó a 18 mil personas qué los hacía más felices. Viajar los hacía más felices que casarse y tener hijos, fue la conclusión. Es un mercado rentable, cada vez más customizado y cada vez más dispuesto a privilegiar lo personal con una generación que usa las plataformas digitales a su alcance.

Pero viajar va más allá del encanto visual de Instagram: en muchos casos, es una decisión compleja y transformadora. Eso pasó con los colombianos Andrés Felipe Álvarez y Lina Marcela Ruiz, fotógrafos y creadores del blog “Renunciamos y Viajamos”, distan de ser de esos Instagrammers que ponen postales bonitas y muestran que todo es fácil: no, viajar puede ser complejo, pero un cambio de 180 grados.

Renunciar y viajar: Precio y recompensa

Llevan 18 años juntos. Ella era gerente y él periodista. Hacían viajes en sus vacaciones, pero un día tomaron la decisión de no volver a la oficina, recorrer en un auto el continente americano hasta Alaska y contarlo todo en su blog y en su libro “Renunciar y viajar, el trabajo donde brilla el sol” . Eso fue hace siete años.

Solo llegaron hasta la frontera de México y se devolvieron (duraron en esto dos años). Y luego han recorrido como mochileros Europa, fueron al Mundial de Rusia y también pasaron por Asia dando talleres de fotografía de viajes, al ser fotógrafos profesionales y vendiendo su libro. Han viajado también por Europa, Asia y se encuentran en Egipto, desde donde responden su entrevista con Metro.

“Viajar nos ha cambiado demasiado la vida”, cuenta Lina. “No solo hemos aprendido sobre qué somos capaces de hacer, de enfrentar. Hemos aprendido a vivir livianos. Aprendemos que para vivir no se necesita de demasiado dinero, sino lo justo para ser felices”, dice.

“A uno le cambia la vida estando lejos de lo que ama y conoce”, la complementa Andrés. “Nuestra vida es todos los días una aventura distinta. Hemos sorteado situaciones difíciles. El viaje nos ha ayudado a desapegarnos. A ser tolerantes, pacientes. Pero sobre todo, viajar te enseña el valor de la libertad. Al viajar de esta forma pruebas un poco lo que es ser libre y es imposible dar marcha atrás. No regresaremos a la oficina y no lo haremos nunca más”, dice él. Lina afirma, por su parte, que el viaje los ha enseñado a quererse más y sobre todo, a vivir momentos difíciles, pero también muy felices. “Hemos aprendido que con el valor de la sonrisa todo es posible. Que ese mundo afuera no es tan malo, que hay más gente buena que mala. Que el mundo es una belleza, así no se hable el mismo idioma”.

Ellos afirman que viajar como ellos viajan no es para todos, pero Andrés lo recomienda, sobre todo para tener un baño de humildad con uno mismo: “Hay que hacer viajes largos. Creo que el mundo sería mejor si entendiéramos la insignificancia que representamos ante el resto de la humanidad. Somos un píxel pequeño en medio de esta pantalla gigantesca que es el mundo. Si viajásemos más dejaríamos de lado egos, intolerancia, narcisismo. Empezaríamos a cuidar de este planeta. Y cuidaríamos de otros”.

“Viajar te enseña el valor de la libertad. Al viajar de esta forma pruebas un poco lo que es ser libre y es imposible dar marcha atrás”

El ojo tiene que viajar. Y también el espíritu, que en cada viaje, sea largo o corto, va más allá de esas imágenes que no se pueden oler, probar ni tocar. Para eso son los viajes, para no solo alimentar la vista, sino también, el resto de todo lo que nos habita.

P y R

Matt Stabile, autor del portal The Expeditioner

Matt empezó a viajar desde que tenía 23 años. Se graduó de la escuela de leyes y quiso ver el mundo antes de que fuera demasiado viejo. Ama explorar y aprender sobre nuevas culturas y lugares. Comenzó su blog y lo usó como una forma de conectar con otros viajeros y escritores. Ha visitado 40 países.

¿Cómo cambió tu vida el viajar?

–Lo ha hecho en muchos sentidos, incluido en cómo veo el mundo, las amistades que he hecho y mi apreciación de otras culturas. Lo que he aprendido es que no importa de dónde vengan las personas, somos similares en nuestras metas, intereses y aspiraciones. También el blog me ha abierto la oportunidad  de ser invitado a viajar y ser patrocinado para conocer otros lugares del mundo.

¿Cómo y por qué creaste el blog?

–Mi meta es inspirar a otros a viajar, interactuar y aprender de la gente de otros países, así como ayudar a otros a conectarse con personas de diversos orígenes. Hice mi código, creé el sitio, comencé a escribir, recibí escritos y he sido muy suertudo de que la gente me siga y lea. El sitio ahora cumple 10 años y sigue fuerte con grandes piezas de escritura cada semana.

¿Qué beneficios obtiene la gente al viajar?

–¡Muchísimos! Viajar es la mejor forma de aprender sobre otro país, cultura e historia y experimentarlo en persona. Viajar le permite a la gente hacer nuevas amistades y conexiones con gente con la cual de otro modo jamás hubiesen interactuado. Y además, viajar es divertido, satisfactorio y te ayuda a poner tu vida en perspectiva de todas las formas.

¿Por qué la gente debería viajar?

–Porque hace del mundo un mejor lugar. Mientras más interactuemos con gente de otros lados y aprendamos de ellos y sus puntos de vista, vamos a convivir más pacíficamente. ¿Qué más puede pedir uno?

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