Surgió como candidato sin que nadie lo esperara y apostó a su poderío económico para hacer una campaña atípica que lo llevó a escalar en las encuestas: el empresario Juan Sartori quiere ser presidente de Uruguay, y su camino al poder se cimenta en la polémica.
“Yo hablo de propuestas y ellos hablan de Sartori”, dijo este debutante en política sobre sus competidores de cara a las internas partidarias del 30 de junio en Uruguay.
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¿Quién es?
Sartori, de 38 años, está casado con la hija del millonario ruso Dmitri Rybolovlev, dueño del club de futbol AS Mónaco y uno de los hombres más ricos del mundo.
Vivió desde niño fuera de su país natal, en el que nunca votó. Hizo fortuna con negocios agrícolas, energía y producción de marihuana recreativa y volvió a Uruguay decidido a ser presidente por el Partido Nacional; una de las fuerzas históricas del país.
El empresario -que dijo contar en su equipo con el experto venezolano en campañas Juan José Rendón “para defenderse”-, ha lanzado varias propuestas calificadas por sus rivales de demagógicas o fruto de la “mala política”.
Sartori protagoniza una pelea fratricida en el centroderechista Partido Nacional, pero las críticas le llueven también de otras tiendas.
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Confabulación
En una carta enviada hace 10 días al directorio del Partido Nacional, máxima autoridad de ese colectivo, el candidato denunció una “confabulación” de los otros aspirantes nacionalistas para ignorarlo.
El directorio le devolvió su misiva por “improcedente e impertinente”, tras lo cual los ánimos se caldearon en una formación que, según las encuestas, tiene un 30% de intención de voto y podría ganar las elecciones generales de octubre.
Sartori aparece en la prensa prometiendo crear “100 mil puestos de trabajo” o presentando una tarjeta para que los jubilados tengan medicamentos gratis si resulta electo presidente. Imágenes de personas humildes mostrando la tarjeta circularon en los medios y en las redes sociales.