Puerto Rico se encuentra hoy enfrentando una crisis socioeconómica sin precedentes, producto de una cultura política que, por más de 50 años, ha traicionado nuestra democracia y ha colocado la ambición por el poder, los privilegios y el enriquecimiento que vienen con ellos, sobre los intereses del país y de nuestro pueblo.
Son esos los que nos trajeron hasta aquí. Los mismos que con suma arrogancia nos piden el voto cada cuatro años para luego abandonar sus promesas y dedicarse a lucrar a sus amiguitos y financiadores con jugosos contratos, “puestazos” y “sueldazos”. Es a esa misma clase política a la que debemos señalar, acusar y cambiar.
Sí, tenemos que cambiar. Si no rompemos con el círculo vicioso al que nos ha traído la política tradicional, no habrá planes, proyectos ni estructuras que nos hagan recobrar el camino perdido.
Es por ello que proponemos una reinvención profunda del Gobierno fundada en la transparencia, la eficiencia y la responsabilidad, que responda a la gente y no a la partidocracia. Reinventar nuestro Gobierno es fundamental para el cambio que queremos ver. Hoy, millones de dólares se pierden mediante esquemas de corrupción y seguimos sin entender que cada dólar que la vieja política se roba o les regala a sus amigos es un dólar que se deja de invertir en nuestra Universidad, en nuestras escuelas, pensiones, infraestructura o servicios públicos. No es a una agencia o a un Gobierno al que le roban, es a nosotros, la gente.
Dicen que “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”. La pregunta es: ¿habrá pueblo que lo resista? Y más que resistirlo, ¿continuaremos siendo nosotros, el pueblo, quienes con nuestro voto perpetuaremos en el poder a quienes tanto daño nos han hecho? Si no es así y ya reconocemos que los que nos trajeron hasta aquí son incapaces de construir el país que queremos y merecemos…, ¿qué estamos esperando? ¡CAMBIEMOS!
