Gabriela Flores tiene 15 años y esta tarde llegó a la calle Clara Lair, en la parte posterior de La Fortaleza, junto al grupon de manifestantes que reclaman la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló Nevares luego del arresto de seis funcionarios, contratistas y consultores por corrupción, así como por el escándalo del chat de Telegram, donde el equipo del primer ejecutivo, y él mismo, lanzaron chistes sexistas y homofóbicos y compartieron información confidencial e interna con cabilderos como Elías Sánchez.
“Me manifiesto porque no podemos esperar a que cuando yo me gradúe no tenga dónde ir a estudiar. Me manifiesto porque mi abuelo con 65 años tiene que salir a trabajar día a día porque no puede disfrutar su vejez porque no tiene un retiro seguro”, dijo la adolescente cuando abrieron el micrófono – o mejor dicho, el megáfono – para que cualquier ciudadano se dirigiera al grupo.
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Raquel Vázquez es teatrera y gestora cultural. “Nosotros pasando muchas necesidades como artistas mientras que esta gente tiene millones para sus amigos del alma, para sus publicistas”, narró sus peripecias.
“Ricky eres una vergüenza”, gritaron al fondo. “Estos puercos no pueden salirse con la suya”.
Vázquez, mientras tanto, hablaba sobre el desmantelamiento de la Universidad de Puerto Rico subrayando que “los que pasan por la Iupi pasan luchan lor el pueblo”. Horas antes de que la marcha llegara a Fortaleza, la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios exigían que saquen a los miembros de la Junta de Gobierno (JG) nombrados por el gobernador, como el propio presidente del cuerpo, Walter Alomar.
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Una señora, que apenas se le escuchaba por su voz finita, dijo que es retirada, que trabajó con la policía, que conocía a muchos retirados de la uniformada y que también les han exprimido sus recursos y su calidad de vida. Entre manifestantes y policía, lucía confundida. No sabía si dirigirse a agentes o protestantes. Fue concisa. “Dios los bendiga a todos”.
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Con más fuerza y voz estridente llegó Mario, de Trujillo Alto -así se presentó-. “Estamos aquí por culpa del fanatismo. Ricardo Rosselló no es un roquero oara estar de fanáticos. No podemos seguir en lo mismo. Aunque se nos acaben la fuerza, la voz, el sudor… tenemos que derrumbar las murallas”, dijo con rabia.
Carla Torres, por otra parte, destacó que “el gobernador es homofóbico, transfóbica, y utiliza la palabra puta para insultar”. Así, pues, siempre salen perjudicados “las personas más invisibilizadas que hay aquí”.
De fondo la gente continuaba lanzando críticas o insultos al Gobernador. Ofendidos porque “yo que trabajo en la calle”, “hasta por abrir la puerta tenemos que pagar”, y en la mansión frente a la que protestan “se reparten” el país.
La manifestación continúa.