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Maravillas de la Web: Peligros del chateo

Si los chats hubieran existido durante la era del Imperio Romano, Julio César probablemente hubiera sucumbido primero por mensajes vergonzosos en las redes sociales que por asesinato en el Senado.

Imagínense los alcances escandalosos en las redes del triángulo amoroso entre el emperador, Cleopatra y Marco Antonio.

En nuestra época y a escala global, ya muchos famosos han sucumbido o se han desprestigiado por ceder a la dulce tentación de despotricar sin recato a través de las redes sociales.

  1. Falsos amigos en Facebook

Podemos mencionar los desprestigiados Tweets del presidente Donald Trump con sus connotaciones racistas, sexistas o de mal sabor político. Otra norteamericana cuya fama se desgració por culpa de mensajes torcidos en las redes lo fue la comediante Kathy Griffin cuando en 2017, colocó un Tweet de una foto suya con una cabeza plástica en las manos que mostraba un parecido con Trump, cuya presidencia se ha destacado por intenso uso del twiteo.

En Puerro Rico vivimos al presente el descalabro de Ricardo Rosselló y sus secuaces políticos. También la caída del ahora exjuez Rafael Ramos Sáenz, quien se declaró culpable de 18 cargos y una denuncia que pesaban en su contra relacionados a su participación en el polémico chat de WhatsApp. Y así muchos casos.

Reacción real

Lo de Rosselló desencadenó en una histórica, espontánea y multitudinaria demanda de pueblo para que renunciara como gobernante. Las redes sociales fueron el instrumento principal de convocatoria, una efectiva herramienta de movilización de masas del cual carecían todas las generaciones anteriores.

Es interesante observar los giros creativos que tomó la protesta nacional, todo en tiempo real y en escenarios reales.

Hubo cabalgatas por las calles del Viejo San Juan. Desfiles de motoras acuáticas, kayaks por aguas de la bahía detrás de La Fortaleza y en las calles unas tres mil motocicletas y fourtracks hicieron igual. En los campos, trovadores compusieron décimas con el pie forzado de “renuncia” y las regaron por todas las redes. Hubo cacerolazos frente a la mansión ejecutiva día y noche, acrobacias, dramatizaciones y se colgaron letreros desde balcones de la vieja cuidad.

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En Los Ángeles, California, en Orlando, en la estación Grand Central de Nueva York u otras ciudades norteamericanas hubo marchas de protesta, plenazos y bombazos, acrobacias, cantatas, bailes y algunos actos de vandalismo. Una barra de Washington DC inventó un trago bautizado “RICKY RESIGN”, lo que se hizo viral.

Cientos de estudiantes se pintaron los rostros con solicitudes de dimisión durante el Paro Nacional, otros montaron bacinetas de protesta en la Plaza de Armas y un cementerio improvisado frente a La Rogativa. Tumbacocos por todas partes, perreo frente a la eximia Catedral de San Juan y fogatas sobre los adoquines.

Quitaron fotos del Gobernador en oficinas públicas y los reguetoneros tiraron canciones de protesta desde las plazas públicas reales y virtuales, junto a artistas boricuas de fama mundial. Buzos llevaron letreros de protesta bajos las aguas playeras y deportistas se lanzaron en paracaídas con letreros de “Renuncia Ricky”.

Algunas cafeterías imprimieron recibos con mensajes de renuncia y un piloto de JetBlue pidió apoyo para las protestas durante el aterrizaje en San Juan. Jóvenes de grupos corales cantaron himnos, Luis Fonsi pidió la renuncia desde Perú durante inicio de Juegos Panamericanos 2019 y Rubén Blades lo hizo desde Panamá. Trump se manifestó desde Casa Blanca y muchos congresistas y senadores desde Capítol Hill.

Reacción virtual

En el ámbito virtual, en acciones no menos creativas surgieron todo tipo de expresiones de escarnio y protesta. Corrieron por todo el ciberespacio hashtags en la línea de #Rickyrenuncia.

Dejé de contar a principios de esta semana pero ya habían en las redes no menos de mil memes humorísticos sobre la caída política de Rosselló, hijo. Muchos desde la diáspora boricua.

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Y parece que no queremos aprender de desgracia ajena. En medios de las tribulaciones de Rosselló y su equipo de trabajo, un agente de la Policía colocó en Facebook una foto en la calle Fortaleza de uniformados con máscaras antigases para jactarse: “Somos menos pero tenemos más gas”. El post provocó indignación a muchos cibernautas.

Algún día se aprenderá que las redes sociales son una espada romana con una hoja larga y dos pilos muy cortantes y peligrosos.

Esta columna expresa solo el punto de vista de su autor. Rafael Matos es periodista y profesor de multimedios. Puedes contactarlo a través de cccrafael@gmail.com.

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