El presidente Donald Trump utilizó un mitin electoral en Cincinnati para atacar de nuevo, pero ahora indirectamente, a cuatro legisladoras demócratas a las que ha estado presentando como sus nuevas adversarias políticas, todas de minorías étnicas, además de dirigir sus disparos contra los que podrían ser sus rivales en las elecciones de 2020.
En el mitin del jueves por la noche, el presidente buscó evitar la controversia racial que ha dominado las últimas semanas. Trump, quien enfrentó críticas generalizadas por no hacer mucho para detener un coro de gente gritando “¡Devuélvela!” sobre la representante de origen somalí Ilhan Omar en un mitin el mes pasado, dijo antes del encuentro que preferiría que sus partidarios evitaran repetir esa frase.
La familia de Omar huyó de Somalia a Estados Unidos cuando ella era niña, pero la legisladora tiene la nacionalidad estadounidense.
Mientras se deleitaba frente a la multitud estridente durante casi 90 minutos, Trump se aferró en gran medida a presumir los que considera que son sus grandes éxitos políticos, sin dejar se lanzar un ataque tras otro contra sus enemigos políticos.
Aunque no mencionó a Omar ni a sus tres colegas por su nombre en los primeros momentos del acto proselitista en Ohio, el objetivo de sus ataques era inconfundible.
“El Partido Demócrata está siendo dirigido ahora por cuatro extremistas de izquierda que rechazan todo lo que apreciamos”, dijo Trump sobre Omar y sus colegas demócratas Alexandria Ocasio-Cortez de Nueva York, Rashida Tlaib de Michigan y Ayanna Pressley de Massachusetts. De las cuatro mujeres, quienes se oponen rotundamente a las políticas de Trump, una es negra, otra hispana y dos son musulmanas. Todas son ciudadanas estadounidenses y tres nacieron en el país.
Con todo, la mención fugaz de Trump el jueves no condujo a la multitud a la tentación de corear la frase “¡Devuélvela!”, que sugirió que ella y las otras tres deberían abandonar Estados Unidos.
Tampoco lo hizo un ataque prolongado contra los líderes demócratas en las zonas urbanas, en el que Trump se ha metido en los últimos días como parte de sus ataques incendiarios contra el congresista Elijah Cummings y Baltimore, una ciudad mayoritariamente negra.
“Nadie ha pagado un precio más alto por la agenda destructiva de la extrema izquierda que los estadounidenses que viven en los centros de las ciudades de nuestra nación”, dijo Trump, atrayendo los aplausos de la multitud, en su mayoría blanca, en el estadio repleto a orillas del río Ohio. “Enviamos miles de millones y miles de millones y miles de millones durante años y años, y es dinero robado, es dinero desperdiciado”, agregó.
El mitin fue el primero para Trump desde que el lema de “¡Devuélvela!” en un mitin de Carolina del Norte fue denunciado por los demócratas y republicanos desconcertados, temerosos de una campaña presidencial tocando líneas raciales.
En los primeros momentos del mitin del jueves, Trump declaró: “No quiero ser polémico”. La mayoría de las veces logró evitarlo.