Guatemala – Llegaron a la segunda vuelta de las elecciones de 2019 para escoger a los próximos presidente y vicepresidente de la República de Guatemala. A pesar de todos los desafíos que presentó este proceso electoral, lograron elegir a sus autoridades.
Los guatemaltecos que votaron optaron por Alejandro Giammattei y Guillermo Castillo en una votación que fue confirmando la tendencia de las últimas encuestas.
Para muchos el proceso fue tedioso y complicado, especialmente cuando falló la transmisión y conteo preliminar de datos en la primera vuelta. Sin embargo, esto fue superado. Además, varios candidatos no pudieron participar, les faltó información a los ciudadanos y hubo poco entusiasmo.
A pesar de que hubo aproximadamente dos meses para informarse de los planes de gobierno tanto del partido de la Unión Nacional de la Esperanza (UNE) como del partido Vamos, se notó la falta de interés de una gran cantidad de personas.
El padrón electoral es de un poco más de ocho millones (54% mujeres). En esta oportunidad bajó el número de centros de votación debido a que en San Mateo Ixtatán, Huehuetenango, el Tribunal Supremo Electoral (TSE), ante la imposibilidad de integrar a las autoridades electorales y por no existir un ambiente de libertad y plena vigencia de los derechos constitucionales, suspendió la segunda vuelta.
Es de recordar que el voto lo cuidaron 20,099 juntas receptoras de votos (JRV), integradas por cinco personas, quienes de forma voluntaria en coordinación con las juntas municipales y las departamentales velaron por la logística y entregarán el resultado final, atendiendo el deseo y la voluntad ciudadana.
Como delegada en un centro de votación junto con otros tres compañeros, vivimos momentos muy agradables a partir de las 4:00 a. m. cuando llegamos al centro de votación.
A las 4:15 horas recibimos las cajas con los enseres electorales, a las 5:30 de la mañana llegaron los miembros de las juntas, a las 6:45 horas entonamos el himno nacional y a las 7 a. m. se abrieron las puertas.
Ahora vendrá una larga transición de cinco meses que no habíamos vivido en procesos electorales anteriores. Iniciarán las negociaciones entre los partidos políticos.
Se podrán observar los movimientos en el Congreso de la República y debemos estar atentos al proceso de elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia y de las Salas de Apelaciones, así como de la discusión del Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado del año 2020.
El próximo gobierno tiene grandes desafíos. Deberá atacar de frente la desnutrición crónica que padece alrededor de la mitad de los niños menores de cinco años. Es importante contar con el nuevo censo y verificar la cobertura de la educación. Las cifras actuales presentan apenas un 53% en la preprimaria, 78% en la primaria, 43% en básico y un 25% en diversificado, y la calidad no mejora, a pesar de contar con un aumento de dinero todos los años.
Adicionalmente, es urgente generar confianza y certeza jurídica para atraer capital local y extranjero y crear empleo. La mayoría de los guatemaltecos comenta que su principal problema es económico. Debe continuarse con el esfuerzo de bajar el número de homicidios y adicionalmente reducir otros delitos como son la extorsión y el asalto a peatones.
Se requiere poner límites a los pactos colectivos del sector público y lograr que se les pague a los empleados de gobierno con base en el desempeño y premiar la carrera profesional. Además, para lograr mayor inversión y que los funcionarios pierdan el temor por la ejecución, es importante actualizar la Ley de Contrataciones y hacerla compatible con la Ley de Contraloría.
Por último, una nueva normativa del presupuesto permitiría al próximo presidente y a su equipo poner en práctica su plan. Es imperante que presenten sus metas y rindan cuentas.