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Opinión: El Amazonas nuestro

Si una comunidad en Puerto Rico estuviese en llamas, sería una noticia alarmante que ocuparía todos los principales medios de comunicación.

Si una comunidad en Puerto Rico estuviese en llamas, sería una noticia alarmante que ocuparía todos los principales medios de comunicación. Estaríamos discutiendo el suceso en la panadería, en la universidad, en el beauty y en el jangueo. Exigiríamos la pronta atención de las autoridades, nos moveríamos para asistir a los afectados, e incluso, recaudaríamos dinero para ayudar con la recuperación. De igual forma, estoy segura, respondería la población de cualquier otro país ante una situación similar. Hoy, sin embargo, no es una comunidad la que arde, sino la Amazonia brasileña, un pedazo de la tierra responsable de absorber millones de toneladas del dióxido de carbono presente en la atmósfera. Un espacio del planeta que desempeña un papel vital en la regulación del clima a nivel global, en la producción de agua dulce y en la conservación de miles de especies de plantas y animales.

Según los últimos datos obtenidos a partir de imágenes satelitales del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil, se han producido en lo que va de año 33,000 incendios forestales en la selva amazónica, un 60 % más que el año anterior. Estos incendios están ligados directamente a las políticas antimedioambientales del gobierno de Bolsonaro y al incremento de la deforestación.

Hoy, las palabras no me bastan para urgirles a que abandonemos la visión estrecha de vernos meramente como residentes de un archipiélago llamado Puerto Rico y pedirles que comencemos a concebirnos como ciudadanos del planeta. Bajo ese entendimiento nos toca a todos y a todas la responsabilidad histórica no solo de unirnos a quienes están dando la batalla para proteger el Amazonas, sino de trabajar activamente a nivel local para implementar una política pública ambiental de base científica y social que tome en consideración los retos climáticos que se avecinan. Es precisamente esa la postura del Movimiento Victoria Ciudadana, que concibe la protección del ambiente como un aspecto central de todo proyecto económico, urbano, industrial, agrícola o de infraestructura. Para nosotros, hoy arde mucho más que una comunidad: arde el pulmón del mundo, que también es nuestro. ¿Qué esperamos para salvarlo?

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