La destrucción que dejó María tras su paso el 20 de septiembre del 2017 debería ser el mejor incentivo para que en Puerto Rico la planificación urbana gire alrededor de los pronósticos científicos que adelantan la frecuencia de huracanes más fuertes a causa del cambio climático, subrayó el planificador Félix Aponte, catedrático del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.
Aunque han pasado dos años desde que el fenómeno natural entró por las costas de Yabucoa como categoría 4, con vientos sostenidos de 155 millas por hora, de acuerdo con un informe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA en inglés), el académico opinó que los puertorriqueños deben recordar exigir planificación basada en premisas filosóficas pronaturaleza. “El ser humano debe retirarse y dejar a la naturaleza expresarse; sobre esa base el humano debe planificar. Esa mirada filosófica es la que María nos ha puesto sobre la mesa”, agregó el experto en planificación ambiental.
Un ejemplo de la necesidad de cambiar la planificación urbana en Puerto Rico son los sistemas de escorrentías en las urbanizaciones, que —según explicó Aponte— se construyeron durante el siglo pasado con capacidad de resistir hasta 13 pulgadas de lluvia por 8 horas. Ante la llegada de ciclones más poderosos por el calentamiento de los océanos, con mayor cantidad de precipitación, estos espacios se inundan. Igual pasa con las construcciones en las áreas costeras, que son golpeadas por la marejada ciclónica, más poderosa por los fuertes vientos de los meteoros categoría 3, 4 y 5, pero también por el aumento en el nivel del mar, provocado por el derretimiento de los glaciares. “Lo que se necesite construir, público o privado, no puede ser adyacente a estos espacios […] hacer eso es una negligencia”, soltó Aponte.
El profesor destacó que los nuevos mapas de clasificación que evalúa la Junta de Planificación se alejan de la enseñanza que nos dejó María. “Hay cientos de miles de cuerdas donde el factor de peligro [para construcción] se había documentado, y en ese mapa se echa por la borda”.
Las conclusiones del científico coinciden con advertencias de diversas organizaciones, universidades y expertos alrededor del mundo. No obstante, en lo relacionado con huracanes cada vez más poderosos, genera debate. Entidades como la Universidad de Yale, a través de su programa Climate Change Communication, han reseñado estudios sobre cómo la concentración de energía en los océanos, producida por el calentamiento global, debe provocar huracanes más poderosos, dado a que estos fenómenos se intensifican en aguas cálidas. Sin embargo, detallan que no hay un acuerdo sobre un aumento en su frecuencia.
De acuerdo con el meteorólogo Emanuel Rodríguez, del Servicio Nacional de Meteorología, los desacuerdos de los expertos se ven matizados por la falta de datos previos a la década del setenta, cuando aún la tecnología no estaba suficientemente desarrollada para estudiar el clima y la meteorología.
Pero aunque advirtió sobre los discordancias, aceptó que la NOAA precisa en varias publicaciones que los efectos del cambio climático en la Tierra son reales.
Agregó que, ciertamente, los océanos necesitan mayor energía para calentarse, contrario a las áreas terrestres, así que no descartó el alza en las temperaturas promedio. Dijo también que el aumento en el nivel del mar es medible, y que al menos ese asunto no es debatible, porque se han comprobado los cambios a través de varios estudios.
“Ellos [los científicos de la NOAA] entienden que el cambio climático se extiende mas allá que un aumento en la temperatura. Tiene un efecto en los ecosistemas del mundo, recursos de agua, energía, transportación vida silvestre, agricultura y la salud como tal”, concluyó Rodríguez.