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Toma fuerza la acción comunitaria del país

A 24 meses del azote del fenómeno atmosférico más fuerte en nuestra historia reciente, comunidades y entidades dejan lección de unidad y estoicismo con un rol protagónico en la recuperación

En medio de las dificultades asociadas a la respuesta y recuperación de la huella que dejó el huracán María, hace exactamente dos años, las organizaciones y las acciones de las comunidades juegan un rol fundamental.

Así lo estableció la psicóloga comunitaria, Blanca Ortiz, con quien coinciden varias organizaciones que nacieron o se fortalecieron después del fenómeno atmosférico que dejó una enorme devastación en toda la isla.

“Ante el vacío del liderazgo gubernamental para responder a la situación de emergencia extrema generada por el paso del huracán María, las organizaciones no gubernamentales y los voluntarios y voluntarias se convirtieron en la primera línea de respuesta por su determinación, presencia y cercanía con las comunidades”, dijo la experta en psicología social comunitaria, que desarrolló un proyecto en esa línea con sus estudiantes en la comunidad Valle Hill en Canóvanas.

Destacó que los voluntarios y voluntarias del país tuvieron que inventar sus propios procesos para atender la emergencia, entre ellos, ocupar escuelas cerradas, establecer comedores comunitarios o centros de acopio autogestionados.

En un foro para conmemorar los dos años del huracán María en la Universidad Carlos Albizu, Ortiz narró su experiencia con un proyecto de desarrollo comunitario con sus alumnos que duró ocho meses en la comunidad Valle Hill, donde no existe servicio regular de energía y agua, mientras que el temporal destruyó el 80 % de los hogares. “Valle Hill no es la única comunidad en Puerto Rico que (aún) lucha por recuperarse del huracán María. Es una de muchas involucrándose en nuevas formas de acciones colectivas para reconstruir, para decidir cómo quieren reconstruir”, manifestó la profesional. Añadió que “se trata de un trabajo de intentar cambiar las reglas del juego, de explorar formas creativas de involucrarse en autogestión, depender menos del Gobierno y fortalecer iniciativas locales y económicas”.

“Autogestión no implica remover la responsabilidad que tiene el Estado de garantizar los derechos básicos a todas y todos los ciudadanos”, aclaró la psicóloga.

De otra parte, muchas han sido las comunidades que se han organizado, y más aún, establecieron organizaciones y entidades, mientras otras se fortalecieron con la demanda de labor que todavía se requiere.

Entre las que se fortalecieron está la Corporación de Servicios de Salud Primaria y Desarrollo Socioeconómico El Otoao (COSSAO), que gracias a la labor voluntaria y de la Junta Directiva, así como a la colaboración de entes externos, lograron establecer una clínica comunitaria y varios programas, como el de Promotores de Salud.

Si bien la clínica comunitaria estaba en planes antes del huracán, debido a la necesidad de siete comunidades aledañas que no tenían fácil acceso a centros de salud, el paso de María les sirvió de empuje para desarrollar la iniciativa y lograrla.

Gracias a colaboraciones, lograron llevar servicios gratuitos que aún continúan, tales como una clínica de salud oral y despacho de medicamentos. Además,  están en proceso de tener servicios de paramédicos, terapia física y de mejorar la planta física.

“La primera respuesta que hubo tras el huracán, semanas y meses después, fue la misma comunidad. Fueron personas que abrieron el camino. Realmente, ese grupo que estuvo desde el principio son los que se han mantenido. La Junta Directiva de Cossao tiene representación de todas las comunidades”, expuso Manuel Heredia Morales, coordinador del proyecto de Promotores de Salud, que es un proyecto que nació un año después del huracán y busca ofrecer diversidad de servicios en las comunidades que atiende COSSAO: barrio Frontón en Ciales, Mameyes Arriba en Jayuya, y los barrios Caonillas, Don Alonso, Tetuán y Mameyes en Utuado.

Una de las entidades que se estableció tras el huracán fue SBP Puerto Rico, dedicada a la reconstrucción de hogares, y que este mes cumple su primer aniversario con 50 hogares completados, y con una meta de que, al finalizar el año, el número de casas completadas ascienda a 86. Aunque es una organización que se ha desarrollado en estados de Estados Unidos que han sufrido huracanes como Katrina en Nueva Orleans, hace un año la entidad se estableció en Puerto Rico y depende en su mayoría de la labor de miembros y voluntarios boricuas. “El voluntariado ha sido esencial en lo que ha sido la reconstrucción de las familias tras el huracán”, sostuvo la gerente de voluntariado y alianzas con la comunidad de SBP, Giovanna Castro, quien explicó que ya han tenido más de mil voluntarios durante el año. Hizo un llamado a que aquellos interesados en ofrecer labor voluntaria, a que llamen al 787-982-2190. 

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