El lunes, ciudadanos viequenses indignados con décadas de servicios deficientes, impidieron la salida en lancha de la directora de la Autoridad de Transporte Marítimo, Mara Pérez, de la isla municipio. Ante la situación, el comisionado de la Policía y el jefe del Departamento de Seguridad Pública, justificaron ordenar la movilización de un helicóptero de FURA para extraer la funcionaria que, según ellos, había sido mantenida como rehén. Posteriormente, Mara Pérez, dijo estar preparando una logística para evitar quedarse varada nuevamente en Vieques la próxima semana cuando habrá de participar de otra vista.
Los viequenses, por su parte, no cuentan con la misma suerte de Mara. Ellos, al igual que los residentes de Culebra, no tienen a su disposición los recursos para impedir volver a quedarse varados. Ese, de hecho, ha sido el pan de todas sus semanas, durante todas sus vidas. Lamentablemente, la mediocre transportación marítima no es el único de sus problemas, pues como consecuencia de esta, tampoco pueden acceder a servicios educativos o de salud adecuados.
Vieques y Culebra se encuentran entre los tres municipios con los niveles más bajos de proficiencia académica del país. Las instalaciones médicas de ambas islas no cuentan con los recursos para atender las necesidades de salud de su gente, los medicamentos escasean y los servicios gubernamentales allí, son prácticamente inexistentes. La incidencia criminal es alarmante con respecto a sus poblaciones y, en el caso de Vieques, es el municipio con la tasa más alta de menores viviendo bajo el nivel de pobreza, con un 82 %. ¿Quién entonces es rehén de quién? ¿Acaso no es Mara Pérez la que tiene a 10,622 residentes de las islas municipios rehenes de su incompetencia?
Es vergonzoso y triste seguir viendo funcionarios que desde el privilegio pretenden administrar sin siquiera poner el oído en tierra para saber y entender lo que el pueblo al que pretenden representar vive y sufre a diario. La Sra. Pérez tuvo ayer la osadía de pedirles a los viequenses que se pusieran en sus zapatos. Ella, sin embargo, jamás se ha puesto en los de ellos y jamás lo hará… porque, claramente, le quedan grandes.