El estallido social que se vivió este viernes quedará para la historia: de forma inédita en el siglo XXI, en Santiago se decretó un toque de queda.
Lo acaba de confirmar el general Javier Iturriaga, quien decretó la prohibición de las libertades de desplazamiento para Santiago, Chacabuco,y San Bernardo y Puente Alto.
El mecanismo que decretó el Ejército para evitar los desmanes en la vía pública y los destrozos en las estaciones de Metro, además de la legítima manifestación social de descontento, no se repetía desde la sangrienta dictadura de Augusto Pinochet, en la década del 80.
Desde que llegó la junta al poder en 1973 tras el golpe, el Estado de Emergencia se renovó de manera ininterrumpida, cada 6 meses, con el fin de que evitar las manifestaciones en Chile.
El decreto tuvo un fin similar al de este año cuando se desarrollaron las protestas contra la dictadura entre 1983 y 1986. Fue, de hecho, en las protestas de julio de 1983 que Pinochet debió decretar un nuevo toque de queda desde las ocho de la tarde hasta las 12 de la noche, en Santiago y Concepción.
El estado de sitio, y por consiguiente el estado de emergencia, recién terminó el 2 de enero de 1987, cuando el dictador, en su mensaje posterior a año nuevo, anunció que no renovaría el decreto. Allí levantó, además, el último toque de queda que vivió Chile por motivos de protestas sociales.
Ese día, Pinochet dijo que el estado de emergencia “cumplió sustancialmente con los propósitos que se tuvieron en cuenta al momento de ser dictada”. Cabe recordar que el estado de sitio fue impuesto horas después del atentado del pasado 7 de septiembre en su contra y se renovó hasta la primera semana de enero.
Luego del año 2000 hubo otros decretos por toques de queda, pero estos tenían que ver con estados de catástrofe por desastres naturales.