“Le he pedido a todos los ministros poner sus cargos a disposición para estructurar un nuevo gabinete”. Así lo manifestó este sábado el presidente Sebastián Piñera, una medida que puede interpretarse como uno de los grandes efectos del estallido social que se vive en el país.
De la misma manera, la autoridad anunció que “si las circunstancias lo permiten, es mi intención levantar todos los Estados de Emergencia a partir de las 24 horas del próximo domingo”.
El jefe de Estado no respondió preguntas e insistió que hay que seguir trabajando en la forma para controlar el orden pública, asegurar la seguridad ciudadana y darle a los chilenos lo que esperan del Estado, poder vivir en paz.
Ups, no se encuentra el tuit. ¿Tal vez lo eliminaron?
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Más de un millón de personas marchan por las calles de Chile
Eran más de un millón de personas y todos buscaban lo mismo: mejoras sociales en Chile.
Algunos ondeaban banderas del país. Otros hacían sonar pitos. Miles mostraban carteles y también había quien golpeaba ollas y sartenes para hacer sonar su sentir.
En lo que fueron horas de un virtual carnaval, se vio a algunos con disfraces del dibujo animado Picachú y de un tiranosaurio Rex.
De norte a sur, las protestan pacíficas hacían eco entre sí en el octavo día de marchas contra el gobierno de Sebastián Piñera, que han dejado al menos 19 muertos.
La concentración en la plaza principal de Santiago fue inédita. La intendenta –gobernadora– Karla Rubilar, al finalizar la marcha cifró los manifestantes en más de 1,2 millones de personas. “Aquí está marchando todo Chile, son diferentes dolores, con diferentes tristezas, pero con mucha esperanza”, declaró.
“La multitudinaria, alegre y pacífica marcha hoy, donde los chilenos piden un Chile más justo y solidario, abre grandes caminos de futuro y esperanza. Todos hemos escuchado el mensaje. Todos hemos cambiado”, tuiteó por la noche el mandatario.
En la capital chilena se observaban adultos mayores, jóvenes, padres con sus hijos, estudiantes, profesionales y obreros que empezaron a retirarse cuando cayó la noche, momentos en que pequeños grupos trataron de acercarse al palacio de gobierno y fueron rechazados con bombas lacrimógenas y chorros de agua.
Encapuchados levantaron barricadas encendidas a unas dos cuadras del corazón de la manifestación, apedrearon ventanas y a los policía antimotines, que empezó a usar balines de goma para dispersarlos.
El regreso a casa era difícil porque el subterráneo fue destruido parcialmente tras el estallido de violentas protestas que siguieron a las manifestaciones de estudiantes que rechazaron un alza tarifaria en el metro. Tampoco había transporte público en una ciudad en estado de emergencia, al igual que la mayor parte del país.