Las agujas de Mike Chan suenan como un zumbido mientras diseña un tatuaje en el muslo de una clienta: Una figura con un casco, gafas protectoras y una máscara.
Moja la aguja en tazas de tinta negra, roja y amarilla y se inclina sobre la pierna de su clienta para dibujar pacientemente la imagen de un manifestante antigubernamental.
Los tatuajes son la forma que tiene Chan de apoyar las protestas antigubernamentales que tienen en jaque a este territorio chino semiautónomo desde hace meses.
Si bien los manifestantes más comprometidos, que se fajan con la policía, son el símbolo más fuerte del movimiento, otros usan la piel y tinta para manifestar su respaldo.
“Soy un manifestante pacífico. Quisiera estar en la primera línea de combate, pero no tengo el valor todavía para plantarme y pelearme contras las fuerzas del gobierno. Eso me asusta”, declaró Mary, quien se estaba haciendo tatuar el muslo. Era su primer tatuaje.
Eligió el muslo porque lo puede cubrir fácilmente. Dio solo su primer nombre porque no quería que sus compañeros de trabajo supiesen que participa del movimiento de protesta.
Muchos manifestantes han decidido ocultar sus identidades con máscaras para evitar ser identificados, por temor a ser detenidos.
El movimiento de protesta estalló en junio, cuando se estudiaba un proyecto de ley que hubiera permitido que todos los sospechosos de un delito fueran juzgados en la parte continental de China. Más tarde incorporó otros reclamos, incluida una democracia plena y que la policía rinda cuentas de sus actos.
Las manifestaciones generalmente terminan con enfrentamientos, en los que personas con gafas protectoras y máscaras de gas tiran ladrillos y bombas incendiarias a la policía, que responde con gases lacrimógenos, gas pimienta y cañones de agua.
Las manifestaciones ya están en su quinto mes y han dividido a la población.
Mary, de 29 años, dice que participó en manifestaciones de protesta pacíficas, como ponerse a cantar el himno del movimiento.
Pero admite que “admiro a los manifestantes de la primera línea, que están delante de todos y no temen ser arrestados o maltratados. No todos tienen ese coraje”.
Mary dice que venía pensando hacerse el tatuaje de las protestas desde hace meses. Afirma que espera que inspire a sus amigos a que se lo hagan también.
Chan, quien lleva haciendo tatuajes dos años, dijo que la demanda aumentó desde que empezó a hacer tatuajes de las protestas sin cobrar, en junio. Disminuyó un poco en tiempos recientes.
“Hago estos tatuajes de la resistencia gratis porque creo que es parte de la protesta”, dijo Chan.
Ofrece decenas de variantes de la máscara y las gafas antiparras sin cobrar. Ya hizo unos 70 tatuajes de las protestas.
Sí cobra por otros tatuajes alusivos a las manifestaciones, como las consignas “Libertad para Hong Kong” o “La lucha por la libertad”, porque estos toman más tiempo.
Los tatuajes no eran bien vistos en Hong Kong en el pasado porque daban a entender que la persona pertenecía a una pandilla. Pero Chan y Mary aseguran que esto está cambiando y que los tatuajes son cada vez más aceptados.
Después de una media hora, Chan terminó y Mary exhibe su muslo con la estilizada figura del manifestante.
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El tatuaje es permanente y Mary dice que nunca se arrepentirá de habérselo hecho.
“A raíz de lo que sucedió los últimos meses, no puedes hablar demasiado ni hacer nada”, declaró. “Esto es lo único que puedes hacer para recordarlo el resto de tu vida”.