Durante la pasada semana, la discusión del país ha girado en torno a la controversia por la prohibición de las peleas de gallos impuesta desde Estados Unidos y la nueva ley criolla que se firmó para retar el estatuto. Un tema que ha logrado lo inimaginable: dividir al pueblo, mientras une a los candidatos de la vieja política.
Cabe señalar, que el asunto principal en esta controversia no es si es correcta o no la decisión de prohibir las peleas de gallos, sino que debemos ser nosotros, los puertorriqueños, los que tomemos dicha decisión y no el Gobierno federal.
Es por ello que resulta impresionante el tiempo, las energías, el cabildeo y la voluntad combativa que la clase política ha invertido en este caso cuando hay tantas otras leyes federales que atentan contra nuestros intereses socioeconómicos y que jamás se han atrevido a combatir.
¿Qué sería de este país si durante los pasados años hubieran invertido ese mismo esfuerzo y empeño en los temas que son trascendentales y en los que existe un consenso entre nosotros?
Si durante los pasados 20 años hubiesen dedicado ese mismo tiempo y empeño a atacar la corrupción y auditar la deuda, nuestros servicios esenciales no se verían mermados; los retiros de nuestros viejos, amenazados; y millones de puertorriqueños seguirían viviendo aquí.
Ojalá dedicaran esa misma energía a resolver la crisis de vivienda, de violencia de género, desempleo entre jóvenes, la situación precaria de nuestros niños de educación especial y el acceso de nuestros viejos a sus medicamentos y servicios básicos. Ojalá se unieran así para viabilizar un proceso justo para resolver el estatus político de una vez.
¿Por qué no han aprobado legislación para retar las leyes de cabotaje? ¿Por qué no han aprobado legislación para retar a la Junta, quitarle su presupuesto o declarar que el pueblo de Puerto Rico no le reconoce autoridad?
La respuesta es sencilla: los candidatos de la vieja política solo saben actuar para beneficiar los bolsillos de sus campañas y sus intereses electorales, pero cuando se trata de defender a Puerto Rico y de resolver los problemas de nuestra gente, son gallos de mucho pico y poca espuela.