Se acabó el miedo para las monjas de la Congregación Hermanas San José, ubicada en Ezeiza, Argentina. Entre 2012 y 2016 vivían bajo el control de su “guía espiritual”, el sacerdote identificado como Manuel Pascual.
El hombre, amparado en su rol de líder, hizo insinuaciones, tocamientos y sometimiento sexual a tres monjas que le ayudaban en diversas tareas de la iglesia.
Las mujeres decidieron abandonar el miedo y acudir ante las autoridades para denunciar al presbítero Manuel Pascual, no sin antes vivir una cadena de presiones de todo tipo. Incluso, se les preguntaba si alguien les pagaba para que orquestaran un complot en contra del padre, que era muy querido.
Según el testimonio de las religiosas, hicieron las denuncias dentro de la propia iglesia, pero la respuesta no fue contundente, precisó el diario Clarín.
Monjas bajo acoso
Precisaron que el arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, se había ofrecido a modo personal como aval de la prisión domiciliaria que pretendía conseguir Manuel Pascual.
Para que así que no siguiera un proceso penal ordinario como se espera en estos casos, más aún, cuando recientemente el papa Francisco levantó o abolió trabas burocráticas dentro de la institución en los casos de abuso sexual.
Los abusos eran cometidos en el edificio donde se prestaban servicios de la iglesia en el barrio porteño de Núñez, a pocas cuadras de la cancha de River.
Hoy el cura está preso bajo la jurisdicción ordinaria en el penal de Ezeiza y enfrentará un juicio que le podría llevar a pagar 40 años de cárcel.
