Miles de peregrinos cristianos arribaron el martes a Belén, en el territorio palestino de Cisjordania, para las festividades de la víspera de Navidad en el lugar donde según la tradición nació Jesús.
La Iglesia de la Natividad estaba preparada para recibir a dignatarios y peregrinos de alrededor del mundo para la Misa del Gallo.
Exploradores palestinos con capas amarillas y doradas desfilaron por la Plaza del Pesebre decorada con un gran árbol de Navidad, tocando gaitas y tambores.
El arzobispo Pierbattista Pizzaballa, principal clérigo católico en Tierra Santa, cruzó un retén militar israelí de Jerusalén a Belén, donde lo recibieron miembros prominentes de la comunidad cristiana.
Pizzaballa dijo que le da esperanzas “el deseo, sobre todo de la juventud, de hacer algo por sus sociedades y familias”.
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“Ésta es mi esperanza, de que esta gente pueda hacer la Navidad no solo hoy, sino todos los días, porque es lo que necesitamos”, dijo.
Las festividades navideñas son un aliento para la debilitada economía de Belén y la menguante población cristiana en Tierra Santa, que ha disminuido en proporción a la población general.
La ministra palestina de Turismo y Antigüedades, Rula Maaya, dijo que el número de turistas extranjeros en Cisjordania fue de 3,5 millones en 2019, comparado con 3 millones el año anterior. Al menos 15.000 peregrinos pasaban la noche en Belén, añadió.
“Todos los hoteles de la ciudad están llenos hoy”, dijo Maaya, incluidos los construidos este año.
La mayor parte de Belén está en la zona de Cisjordania controlada por los palestinos, pero el imponente muro de separación erigido por Israel atraviesa una parte de la ciudad y es un recordatorio constante de la compleja realidad política.