Cuando el sábado 13 de julio se publicaron casi 900 páginas del chat de Telegram en el que el gobernador Ricardo Rosselló intercambiaba con su equipo mensajes de naturaleza machista, homofóbica y, en términos generales, insensibles contra la mayoría de la población, las compuertas de la indignación colectiva se abrieron de par en par.
Las protestas de pueblo se sucedieron a diario a lo largo y ancho de la isla, con unas cifras de participación sin precedentes. La agitación colectiva tuvo su clímax el lunes 22 de julio, cuando cientos de miles de manifestantes se apoderaron del expreso Las Américas, en Hato Rey, mientras otros hacían lo propio a menor escala en distintos pueblos.
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La insistencia de la gente provocó que la noche del 24 de julio, cuando, tras mantener por horas en vilo al país, Rosselló anunció que renunciaría, efectivo el 2 de agosto.
Pero el drama político no culminaría ahí. A las 5:00 p. m. del 2 de agosto, el secretario de Estado designado, Pedro Pierluisi, juramentó, basado en una ley que disponía que no requería confirmación legislativa para asumir la gobernación.
La posterior determinación unánime del Tribunal Supremo, declarando a la secretaria de Justicia, Wanda Vázquez, como gobernadora legítima, puso final al dilema constitucional, pero marcó el inicio de una carrera política que no se definirá hasta noviembre del 2020.