El daño sufrido por cientos de estructuras en la zona sur del país a consecuencia de los fuertes temblores registrados en los pasados dos días era altamente anticipable, a juzgar por los patrones de construcción que por décadas han prevalecido en la isla, plantearon dos expertos consultados por Metro.
“No esperaba ver este tipo de daños en Puerto Rico bajo mi existencia porque pensabaque la probabilidad (de temblores de esta magnitud) era relativamente baja, pero obviamente siempre existe, y se dio”, dijo el ingeniero y exsecretario de Transportación y Obras Públicas Carlos Pesquera.
Entre el lunes y el martes, decenas de viviendas han colapsado en los municipios del suroeste de la isla. En Guánica, por ejemplo, 50 residencias se habían desplomado y otro centenar estaba en riesgo de hacerlo, según el alcalde Santos Seda.
“Las residencias de dos pisos que hemos visto sabemos que tienen columnas débiles. A estas residencias en esencia les pasó lo que se estimó que pasaría. Porque tienes unas estructuras relativamente pesadas encima de columnas extremadamente débiles, no tanto por el tamaño de la columna, sino por la carencia de acero de refuerzo y el detalle para hacer una estructura resistente”, sostuvo Pesquera, un excandidato a la gobernación.
Para la presidenta del Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas (CAAP), Diana Luna, la importancia de seguir los códigos de construcción vigentes cobran una mayor importancia en lugares como Puerto Rico, de alto potencial para actividad sísmica.
Sin embargo, la cantidad de las llamadas construcciones informales en la isla se cuenta por los miles.
“Las construcciones en Puerto Rico se tienen que hacer de manera segura. Hay códigos, reglamentos. Al igual que estamos en una zona de eventos naturales como huracanes, también tenemos alta incidencia (sísmica). Tenemos que prepararnos para estos dos eventos y nuestras edificaciones tienen que estar construidas o reforzadas, en el caso de edificios ya existentes. Existen los mecanismos para reforzar (estructuras) y ponerlas a código”, puntualizó Luna.
El dilema con las escuelas
Ayer, día en que colapsó la escuela Agripina Seda, en Guánica, el secretario de Educación, Eligio Hernández, afirmó en una entrevista radial que el 95% de los planteles públicos no cumplen con los códigos de construcción vigentes.
Según Pesquera, por requerir de salones amplios para acomodar grandes cantidades de estudiantes, las escuelas presentan un reto a la hora de construir una edificación segura, incluso cuando se siguen los códigos establecidos.
“Son edificios donde la distancia entre armazones es larga porque tienes que hacer un salón de clases donde quepan todos los estudiantes. Estás obligado a construir una distancia prolongada”, precisó el ingeniero estructural.
De acuerdo con Luna, la debilidad estructural de los planteles es harto conocida por organizaciones como el CAAP.
“Invitamos al gobierno, al Departamento de Educación a que tomen en consideración que es un proyecto sumamente urgente adecuar esas escuelas que están en uso y no cumplen con el código actual. Es la vida humana la que está en peligro”, sostuvo la arquitecta.
Para los edificios en el sector privado, en tanto, Pesquera propuso que se incentive contributivamente a individuos que refuercen las propiedades que incumplen con los códigos.
“Debe haber un crédito por el fortalecimiento estructural de una residencia”, opinó.
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