Cuando la policía británica utilizó cámaras de reconocimiento facial para monitorear a las muchedumbres que llegaban a partidos de futbol en Gales, algunos fanáticos protestaron cubriéndose la cara. Como muestra de la división por la tecnología, incluso el jefe de la fuerza policial vecina se opuso a ella.
La policía de Gales del Sur desplegó camionetas equipadas con la tecnología afuera del estadio Cardiff esta semana como parte de una extensa prueba en que los agentes escanean a personas en tiempo real y detienen a cualquiera en la lista negra de asistentes por delitos previos. Los defensores de derechos humanos y aficionados de equipos organizaron una protesta antes del partido entre Cardiff City y Swansea City, con máscaras, pasamontañas o bufandas cubriendo sus rostros.
“Es desproporcionado al riesgo”, dijo Vince Alm, presidente de la Asociación de Gales de Aficionados de Futbol, que ayudó a organizar la protesta. “Los aficionados del futbol sienten que los están acosando” y que son utilizados como conejillos de indias para probar la nueva tecnología, dijo.
La vigilancia en tiempo real probada en Gran Bretaña es uno de los usos más agresivos de reconocimiento facial en las democracias occidentales y genera interrogantes sobre cómo la tecnología formará parte de la vida diaria. Las autoridades y compañías están deseosas de usarla, pero los activistas advierten que viola los derechos humanos.
Desde hace mucho tiempo, los británicos utilizan videovigilancia, con una gran densidad de cámaras de seguridad. Las fuerzas policiales han utilizado cámaras en espacios públicos durante décadas en su lucha contra el Ejército Republicano Irlandés y, de forma más reciente, después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Los recientes avances implican que la nueva serie de sistemas de reconocimiento facial pondrán a prueba la aceptación del público.
La policía de Gales del Sur lleva la delantera en Gran Bretaña. En 2017, comenzó a producir y probar cámaras de escaneo facial después de recibir financiamiento del gobierno. Aunque una corte falló el año pasado que la prueba es legal, ni el gobierno ni el Parlamento ha redactado las normas relevantes.
Las camionetas equipadas con cámaras, que utilizan tecnología de la japonesa NEC, escanean rostros en muchedumbres y los comparan con una base de datos de personas buscadas bajo sospecha de cometer un crimen o por haberlo cometido. El sistema manda una alerta si alguien señalado pasa por el lugar y esa persona es investigada, según el sitio web de la fuerza.
Los defensores de derechos humanos dicen que este tipo de monitoreo genera problemas de privacidad, consentimiento, precisión algorítmica y preguntas sobre cómo se agregan las caras a las listas de vigilancia.
Es un “ejemplo alarmante de sobrevigilancia”, dijo Silkie Carlo, directora del grupo de privacidad Big Brother Watch. “Estamos muy preocupados sobre la naturaliza antidemocrática de esto. Es una tecnología muy controversial que no tiene base explícita legal”.
El comisario de la policía de Gales del Norte, Arfon Jones, denunció que tomar fotos de muchedumbres para aplicarles reconocimiento facial es como “ir de pesca”. También mencionó su preocupación de que hubiera falsos positivos.
“Estoy incómodo con esta insidiosa interferencia a nuestra privacidad”, dijo en entrevista Jones, un expolicía. “Estaría más justificado que la policía la utilizara si tuviera inteligencia sobre una amenaza inminente como un ataque terrorista”, agregó.
El debate también se desarrolla en Estados Unidos, donde la vigilancia en tiempo real sigue siendo inusual y la tecnología es utilizada más comúnmente para identificar a sospechosos al pasar sus imágenes por un grupo de fotografías de registro policial o licencias de conducir.
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Opositores en Estados Unidos, incluso políticos, quieren prohibir o restringir el reconocimiento facial por temores de que haya discriminación racial. Algunos señalan a las vastas redes chinas de cámaras callejeras para monitorear a las minorías étnicas.
Gran Bretaña es el país con más cámaras per cápita, con una por cada 6,5 personas, según IHS Markit.
Londres es la ciudad más vigilada en el mundo y una de sólo dos ciudades no asiáticas en los primeros 10 puestos, según un reporte de Comparitech. La capital británica tiene casi 628.000 cámaras de vigilancia.