BEIJING — Japón reportó el viernes 41 infecciones más por el nuevo coronavirus en un crucero que está en cuarentena en el puerto de Yokohama y rechazó la llegada de otro trasatlántico de lujo, mientras que en China la cifra de muertos por el brote aumentó a 636, incluido un médico que se metió en problemas con las autoridades comunistas por alertar sobre la enfermedad.
Tras la polémica en Internet por el trato dado por el gobierno chino al doctor Li Wenliang, el gobernante Partido Comunista dijo que envió un equipo “para investigar completamente los asuntos relevantes planteados por la población” con respecto al caso.
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Dos cruceros atracados en Hong Kong y Japón con miles de pasajeros y tripulantes permanecían bajo cuarentenas de 14 días.
Antes de que se confirmaran los 41 casos el viernes, 20 pasajeros infectados fueron evacuados de la embarcación Diamond Princess en Yokohama, cerca de Tokio. Unas 3.700 personas están recluidas en el barco.
El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, anunció el jueves que el país denegará la entrada a los pasajeros extranjeros de otro crucero _ el barco Westerdam, de Holland America, que viaja a Okinawa desde Hong Kong _ por la sospecha de que a bordo viajan posibles pacientes. El operador de la embarcación, con sede en Seattle, negó que ninguno de sus ocupantes padeciese el virus.
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Según Abe, la nueva política migratoria que entrará en vigor el viernes para garantizar el control fronterizo que impida que la enfermedad entre y se propague aún más por el país.
El doctor Li Wenliang, de 34 años, había trabajado en un hospital ubicado en el epicentro del brote, la ciudad de Wuhan, en el centro de China. Fue uno de los ocho profesionales médicos de la ciudad que trataron de advertir a sus colegas y a otros cuando el gobierno no lo hizo, con un mensaje el pasado 3 de diciembre en su cuenta de Weibo, una red social similar a Twitter, que decía que había visto una muestra que indicaba la presencia de un coronavirus similar al síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés). Ese brote mató a casi 800 personas en un brote en 2002-2003 que el gobierno trató inicialmente de ocultar.
La policía local lo visitó un mes después y le obligó a firmar un comunicado admitiendo que había difundido falsedades, advirtiéndole de sanciones si seguía adelante.
El brote del nuevo virus se ha propagado a una veintena de países, desatando restricciones de viaje y cuarentenas en distintas partes del mundo, además de una crisis dentro del país de 1.400 millones de habitantes.
“Nos entristece profundamente el fallecimiento del doctor Li Wenliang. Todos debemos rendir homenaje a la labor que realizó” sobre el virus, tuiteó la Organización Mundial de la Salud.
En la madrugada del viernes, menos de media hora después del anuncio de que Li _ que a principios de enero había reportado sus síntomas por redes sociales _ se encontraba en estado crítico, el hospital recibió cerca de 500.000 comentarios, muchos de personas que deseaban su recuperación.
“No nos vamos a ir a dormir. Estamos a la espera de un milagro”, escribió una de ellas.
Por otra parte, un recién nacido que dio positivo con 36 horas de vida se convirtió en la persona de menor edad infectada con el virus. El número de casos confirmados en todo el mundo asciende a más de 31.000. La forma en la que se contagió el bebe no estuvo clara de inmediato.
“El bebé fue separado de la madre inmediatamente después de nacer y estaba bajo alimentación artificial. No hubo contacto directo con los padres, pero se le diagnosticó la enfermedad”, dijo Zeng Lingkong, director de enfermedades neonatales del hospital infantil de Wuhan, a la televisión china.
Según Zeng, otras madres infectadas dieron a luz a hijos sanos, por lo que todavía no se sabe si el virus puede transmitirse durante la gestación.
Medios estatales chinos reportaron el viernes que el presidente, Xi Jinping, pidió a Estados Unidos que “responda razonablemente” al brote durante una llamada telefónica con su homólogo, Donald Trump.
La Casa Blanca señaló que Trump “expresó su confianza en la fortaleza y resistencia de China para enfrentar el desafío” del virus.
En las últimas semanas, Wuhan ha construido dos nuevos hospitales prefabricados y está adaptando gimnasios, centro de convenciones y otros espacios para acoger a pacientes con síntomas leves. Las autoridades enviaron además a miles de trabajadores médicos civiles y militares a la ciudad.
Sin embargo, los que están dentro de una zona de cuarentena que afecta a unos 50 millones de personas, hablan de un sistema de salud completamente sobrepasado.
Chen Jiaxin, de 22 años, contó a The Associated Press por teléfono desde Wuhan que su padre cayó enfermo el 28 de enero pero tuvo que regresar a su casa porque no fue aceptado en ningún hospital. Cuando llamó a una ambulancia luego de que la fiebre que padecía su padre aumentó el jueves en la mañana, le dijeron que tenía 400 personas esperando delante de él, agregó Chen.