Hay periodos que definen la historia de un país en la medida en que marcan un antes y un después. Son periodos en que la sociedad se reconoce a sí misma y decide trazar un camino distinto al recorrido. Los pasados cinco años han sido ese periodo para Puerto Rico.
Desde el 2015, hemos sufrido una sequía, una quiebra, la Junta de Control Fiscal, dos huracanes, la muerte de más de 4,000 compatriotas, terremotos y el éxodo desgarrador de cientos de miles de nuestros familiares y amigos.
Con cada una de estas tragedias hemos descubierto algo nuevo: que nuestra infraestructura no sirve para enfrentar el cambio climático, que nuestra clase política ha hipotecado nuestro futuro, que somos hoy más colonia de lo que éramos hace 100 años, y que para los Estados Unidos, hoy, nuestra Constitución vale lo mismo que el papel toalla con el que nos tiran.
Descubrimos que nuestra crisis no se debe a la falta de recursos, sino al saqueo de quienes nos han gobernado. Que detrás de cada gran contrato hay un guiso y que la corrupción y la incompetencia de nuestro Gobierno les cuesta igual a penepés, populares, pipiolos y a quienes no votan porque “no les gusta meterse en la política”.
En cada uno de esos procesos, también hemos aprendido. Aprendimos que somos capaces de levantarnos y que la fuerza del colectivo siempre será más poderosa que la del individuo. Ese aprendizaje nos guió después del huracán María, durante el verano del 19 y en las caravanas heroicas hacia el sur después de los terremotos.
Esa fue la misma convicción que guió la creación del Movimiento Victoria Ciudadana y es ese mismo sentir el que nos convoca a la Asamblea Nacional de este domingo en el Centro de Bellas Artes de Caguas donde escogeremos los (as) candidatos (as) que derrotarán la vieja política.
El proceso de transformación que hemos vivido durante los pasados cinco años aún está incompleto. Ese mismo que despertó con nuestra indignación, se formó en nuestras mentes, se fraguó en nuestras comunidades y que ejecutamos en la calle… ¡Ahora, nos corresponde… culminarlo en las urnas!