Después de 110 años de historia y con más de dos millones de integrantes entre cinco y 21 años, la organización de Boys Scouts de Estados Unidos se declaró en bancarrota. La razón: poder indemnizar a víctimas de abusos sexuales, reseña el comunicado.
La quiebra ayudará a “compensar equitativamente” a las víctimas a través de la creación de un fideicomiso y permitirá que la organización continúe operando a nivel local, indicó el texto.
Según declaraba hace un año Jeff Anderson, abogado de las víctimas, más de 12.000 miembros de los Scouts han sido víctimas de abuso desde 1944.
Anderson asegura que dentro de la organización existen más de 7.800 abusadores. Esos datos forman parte de los que se conocieron como “archivos de perversión”, que salieron a la luz por primera vez en un caso judicial de 2012 tras la investigación de Janet Warren, profesora de la Universidad de Virginia contratada por los Scouts para documentar los abusos.
Esta solicitud ante la corte federal de bancarrotas en Wilmington, Delaware, pone en marcha la que podría ser una de las quiebras más complejas registradas en Estados Unidos. Decenas de abogados han reclamado acuerdos en nombre de miles de hombres que dicen haber sufrido abusos hace décadas cuando eran niños exploradores a manos de exploradores mayores u otros líderes, y que no han pudieron demandar hasta una reciente modificación en la prescripción de delitos de varios estados.
Los Scouts ahora podrían verse obligados a vender parte de sus numerosas propiedades, incluidos campamentos y zonas de senderismo, para reunir dinero para un fondo de compensación que podría superar los mil millones de dólares.
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